Mi esposa, madrina de la perrita que comparte con su hermana, ha podido "disfrutar" de ella toda la noche. Ayer la vi tan ilusionada que viniera a dormir a casa que yo me enternecí y díle permiso para ello. Cansado como estaba, me metí en el "sobre" y quedéme profundamente dormido. Cómo no, la perra ha dormido en nuestro dormitorio, con gran alegría de mi esposa. Pobre de mí, como se despiden de las fiestas de San Fermín, ha estado dando el coñazo toda la noche de la excitación que llevaba encima.Para más inri, a mí, que me gustan los gadgets electrónicos me compré de rebajas un reloj proyector Oregon Scientific que se pone en hora automáticamente con la señal de uno de los dos relojes atómicos europeos, Manflein (Alemania) o Rugby (inglaterra). Este modelo, además de proyectar en el techo la temperatura exterior y la hora exacta, tiene una pantalla de cristal líquido llena de colorines. En resumen, esta noche parecía una discoteca con la perrita bailando por ella. Mi mujer se ha apresurado a decir que no podía dormir por la luz del despertador pero ¿quién ha sido la verdadera culpable...? La perrita.
¡Ah!, he incorporado un pequeño artilugio en el blog. Si miran la final del texto verán un botón para oírlo y no tener que leerlo. Mi hubiera gustado que la voz se pareciera a la de Ángel Picazo o Ramón Langa pero ha podido ser.
10.30 am. Todavía no he perdido las esperanzas. Al despertarme había un silencio total. Mi esposa dormía a pierna suelta, pero ¿y la perra?. Ni rastro en el piso; ¿sería capaz mi mujer de haberla echado por el balcón? No, no, imposible la quiere con locura. Zigzageando de sueño la veo encerrada en el balcón tumbada con cara de depresión grave y al lado, con perdón, de una "cagada" más grande que la de una vaca. Mi mujer en un momento de locura transitoria masculla "estoy harta de esta perra". Je, je pensé para mis adentros "igual he ganado la guerra."





