Hay dos buenos libros que pueden ayudar a los padres ante situaciones complejas como la muerte de un ser querido. El primero,
CÓMO CONTÁRSELO A LOS NIÑOS de D. Schaefer y C. Lyons, proporciona las respuestas adecuadas cuando alguien fallece y la forma de enfrentarse a las inevitables preguntas sobre la pérdida y el cambio, la vida y la muerte. El segundo, titulado
¿CÓMO SE LO DECIMOS A LOS NIÑOS?, esta escrito por B. Olshaker, un conocido pediatra que es asimismo especialista en psiquiatría infantil, explica en un lenguaje claro y directo cuándo, cómo y qué decirles a los niños con respuestas sencillas a cuestiones difíciles.
Por desgracia, en la consulta he vivido varios casos de fallecimientos súbitos de familiares queridos. Los padres no pueden proteger a sus hijos del dolor y la pérdida, pero pueden ayudar a hacer frente a ella. La muerte es una de las pocas certezas de la vida que debemos aceptar, sin embargo, sigue siendo difícil para los padres para explicar el proceso de duelo de la muerte a los niños.
Muchos preguntan “¿qué es estar muerto? Y, una forma de darle la vuelta a la pregunta es hacer otra: “¿qué es estar vivo?” "yo estoy vivo y puedo ver", "estoy vivo y puedo respirar", "estoy vivo y puedo bailar", y así sucesivamente dándole al niño la oportunidad de repetir las frases. Al final, la conclusión es: “cuando no se puede hacer nada de eso es que estás muerto”
Aquí les expongo una sinopsis de respuestas orientativas.
- Pregunta ¿Qué se nota al estar muerto?
Respuesta “cariñosa”. “Morir es como si estuviera dormido." Vinculación de la muerte con el sueño pueden causar a un niño a desarrollar temores acerca de quedarse dormido.
Respuesta “realista”: Las personas que mueren no notan ni les duele nada. No respiran, hablar, pensar o sentir nada. No están vivos.
- Pregunta ¿Me moriré pronto?
Respuesta “cariñosa”. "No te preocupes, los niños no se mueren." Si bien esto puede sonar tranquilizador en el corto plazo, que no es verdad, y su hijo pronto aprenderá lo contrario. A continuación, se le han traicionado su confianza.
Respuesta “realista” "Todo el mundo nace y muere pero esto no ocurre hasta que uno se hace viejo, o tiene un accidente terrible".
- Pregunta ¿Cómo se ha muerto el abuelo?
Respuesta “cariñosa” "El abuelo se puso muy enfermo, lo llevamos al y allí murió". Esta frase explica la realidad pero hace pensar al niño que si sus padres o él tienen que ingresar en el hospital pueden morir.
Respuesta “realista” " El abuelo se puso muy, muy enfermo y no había ninguna medicina para curarle y su cuerpo dejó de funcionar porque no podía respirar ni comer"
- Pregunta ¿Vosotros os podéis morir?
Respuesta “cariñosa” "No te preocupes, los papás nunca se mueren y te cuidaremos siempre". Aunque pueda sonar a tranquilizador en el momento, el niño aprenderá pronto que sus padres no le han dicho la verdad y se puede sentir traicionado.
Respuesta “realista” " Normalmente, las personas no se mueren hasta que son muy viejos y yo creo que voy a vivir mucho tiempo hasta ser mayor"
- Pregunta ¿Cuándo volverá el abuelo?
Respuesta “cariñosa” "Se ha ido muy lejos y no podemos verlo." Evita enfrentarse al hecho de su muerte pero altera el cariño que le tenía porque no puede entender "que le abandone" una persona a la que él quería mucho.
Respuesta “realista” "El abuelo no puede volver a vernos porque está muerto. Todos lo echamos de menos, pero cuando pensamos en él, lo recordamos en nuestra memoria".
Adaptado de "What Should I tell the Kids? A Parent's Guide to Real Problems in the Real World", by Dr. Ava L. Siegler (1994).