Todavía tengo los ojos llenos de legañas. Me acabo de levantar, he hablado con mi hijo pequeño, que trabaja en China, y me dispongo a rendir un pequeño homenaje al
Dr.
Lluis Comas. No le he pedido permiso para escribir estas líneas, pero estoy seguro de que no me pondrá una "demanda judicial" por entrometerme un poco en su intimidad.
Lluis es pediatra como yo. Nos conocemos desde hace muchos años. La salud le ha dado muchos disgustos además de los que da la vida. Un trastorno médico le ha llevado a ir en silla de ruedas: no puede andar. Lejos de amilanarse y de caer en el desespero sigue trabajando en el hospital. Ha conseguido ser el mejor especialista de España en temas de abusos sexuales infantiles y, además, ahora está acabando la carrera de Derecho a distancia por la UOC -Universitat Oberta de Catalunya- con notas brillantísimas.
Lluis se convirtió ayer en una versión 6.0. Sus hijos le organizaron una fiesta sorpresa con motivo de su cumpleaños. Fue emocionante su llegada y la cara que puso al vernos a todos aplaudiéndole a rabiar.
Lluis es el ejemplo claro de un reciente concepto psicológico llamado resiliencia (del inglés resilience). Para sintetizar, es la capacidad de resistir y avanzar a pesar de las adversidades. Posee numerosas virtudes y una de ellas es su buen humor. Lluis no solo es buen médico, es buen compañero, canta, toca la guitarra, cuenta chistes, nos regala -con su dominio de la informática- recopilaciones de canciones de todo tipo melódico, rock, country. Cada uno de los CD está personalizado para la persona o pareja a quien lo entrega. Domina como nadie los "chismes" del hospital y, lógicamente , todo el mundo le quiere, le admira y le respeta como gran profesional.
A Lluis le escribí en el tarjetón del regalo una frase que me gustó mucho cuando la leí: "Si todo el mundo fuera como tú la vida sería mucho más fácil".