Para el próximo miércoles que muchos maridos desaparecerán del mapa para ver la final de fútbol de la Champions entre el ManU y el Barça con sus amigotes, les ofrezco aquí a sus esposas un ramillete de personalidades y famosos que se han sometido a cirugía plástica. Pulse aquí, y observarán que, aunque la lista es inmensa, yo no estoy en ella porque si tuvieran que retocarme necesitaría unos 20 cirujanos a la vez y no cabrían en el quirófano. Sería como un ejército de profesionales realizando un trasplante. Además, me gusta como estoy aunque dejo mucho que desear. Para botón de muestra les repito una anécdota real que me ocurrió en el hospital.
En radiología tenemos unos expertos que son extraordinariamente brillantes. Uno de ellos, Sir Badosa, es quasi el perfecto inglés, flemático y con un humor fino característico. Un día me hice una radiografía de tórax, ya no recuerdo el motivo, y Sir Badosa me acompañó a la sala donde estaban los radiólogos y, sin mediar palabra, puso solemnemente mi radiografía en el negatoscopio delante de todos y soltó con sorna una frase lapidaria: "Mirad lo que queda de Santi". Y era verdad, mi cuerpo serrano se está convirtiendo en un amasijo de células y mucha gente me dice que haga régimen pero yo me engaño a mí mismo diciendo dos cosas; una, que estoy en "mi peso cómodo, no en el ideal" y, segunda, que después de invertir tanto dinero en mi barriguita cervecera no voy a dilapidarlo ahora.
En radiología tenemos unos expertos que son extraordinariamente brillantes. Uno de ellos, Sir Badosa, es quasi el perfecto inglés, flemático y con un humor fino característico. Un día me hice una radiografía de tórax, ya no recuerdo el motivo, y Sir Badosa me acompañó a la sala donde estaban los radiólogos y, sin mediar palabra, puso solemnemente mi radiografía en el negatoscopio delante de todos y soltó con sorna una frase lapidaria: "Mirad lo que queda de Santi". Y era verdad, mi cuerpo serrano se está convirtiendo en un amasijo de células y mucha gente me dice que haga régimen pero yo me engaño a mí mismo diciendo dos cosas; una, que estoy en "mi peso cómodo, no en el ideal" y, segunda, que después de invertir tanto dinero en mi barriguita cervecera no voy a dilapidarlo ahora.