La lactancia sigue siendo un problema para las madres. No sé cómo se las ingeniaban nuestros ancestros pero seguro que no tenían tanta información como ahora y sin embargo, por narices, no tenían otro remedio que darlo. Muchos bebés debían quedar por el camino y la selección natural debía dejar vivos sólo a los más fuertes como debe ocurrir en estos momentos en los países menos desarrollados. En cambio en la consulta veo lo mal que lo pasan las madres con las grietas. Los hombres no conocemos ese dolor pero debe ser intensísimo como para hacer desistir a una madre que quiere dar el pecho y no lo soporta. Llaman a lugares donde, según se afirma, hay grupos de apoyo y teléfonos para recurrir en casos desesperados. Un ejemplo sería la Liga La Leche de la que el conocido pediatra Carlos González fue unos de los pioneros en introducirla en España. Sin embargo, algo falla. El dolor por las grietas del pezón es el enemigo número 1 para la lactancia materna. Me dirán que es por una mala instrucción pero no estoy seguro de ello.
Por otra parte veo que esos grupos no están tan al alcance de las madres. Si ustedes me dan la dirección de uno que funcione perfecto en Barcelona y Comunidad Catalana, envíenmelo por favor. Tras la charla de ayer, en el hotel donde estoy hospedado, he visto en una zona de la recepción a un grupo de madres dando el pecho. Tomaban sólo agua y en la recepción me han confirmado que cada día se reunen a esa hora.
Me ha parecido una buena idea. Las madres no se conocían entre sí pero todas las que viven cerca del hotel o, por facilidad en el transporte, "se apuntan al carro" y unas se ayudan a otras. El hotel les deja una zona amplia y cómoda a una hora de "poco tráfico" y ellas hacen una consumición reducida. Es como los bares que han instalado aparatos de TV gigantes para ver un partido de fútbol con los amiguetes mientras se toman una (?) cerveza.
Es una sugerencia. En estos tiempos de crisis más que nunca se intentará la lactancia materna y aquel empresario de hostelería sensibilizado por el tema y avispado, puede convertir un local vacío en algo alegre aunque sea con pocos ingresos.