Con la mejor voluntad, los papás intentan enseñar y educar a sus hijos frente a los peligros físicos, químicos o elementos contaminantes. Cuando nuestro pequeño bebé va creciendo, se desplaza sin parar de un lugar a otro de la casa con una velocidad supersónica; además, lo toca todo. Quizás la única ventaja para los papás sea su adelgazamiento y el aumento de su agilidad debido a la constante persecución de ese todoterreno.
En ese proceso de enseñanza, es bastante común que los padres le indiquen los peligros contaminantes con la frase: "no toques eso, porque es caca". Así, la palabra "caca" se convierte en un signo de alerta o peligro habituales. Bien, el nene va creciendo y hasta que cumple los dos años. Ha llegado el momento de enseñarle a hacer sus necesidades en el orinal. Él sabe lo que significa "pipí", porque es la única palabra que se ha referido siempre a la orina. Pero, amigos, ¿cómo decirle que haga "caca" en el orinal? Pobrecito, debe de pensar: "mis padres están como una cabra, ¿cómo hago la "caca" en el orinal si está a mi alrededor y por todas partes?" Efectivamente, ha oído la frase cientos de veces: "eso es caca". Menudo dilema y encima no es prestidigitador. Esta confusión puede retrasar el aprendizaje del control de sus esfínteres.
Por este motivo, al bebé y al niño pequeño se les debe dejar bien claro que el "pipí es pipí" y "su caca es la caca". Todo lo demás está "sucio". Al crecer, si le decimos que ha de hacer caca en el orinal, lo entenderá perfectamente. Parece una chorrada ¿verdad? Pues no lo es.
Anden, ya pueden ir al lavabo...