sábado, 26 de mayo de 2007

¡No me deja en paz! (Ansiedad de separación)

Hace poco, la familia de un bebé ha sufrido un pequeño trauma por lo siguiente: los papás tenían la oportunidad de viajar a Nueva York, de modo que ¿por qué no aprovecharla? Aunque su hijo es pequeño, tenían a toda la "tribu" familiar dispuesta a cuidarle: los abuelos, los tíos, la tata... ¿Nos vamos o no nos vamos? Y finalmente: Nos vamos. El viaje les fue de maravilla, pero el niño en ausencia de sus papás cambió radicalmente: Dejó de estar contento, comía menos, lloraba más y se le veía triste. Se notaba que iba buscando a sus padres por todas partes y no los encontraba. El día de regreso de los padres, el abuelo tuvo la feliz idea de ir con él al aeropuerto con un ramo de flores y un cartel de bienvenida. El niño cambió como un calcetín, excepto en una cosa: a los papás les hacía más rabietas y por la noche se había desmontado toda la rutina previa al viaje. De dormir bien pasó a dormir mal. Ahora, poco a poco, se va normalizando la situación.




¿Qué le ha ocurrido a este niño? Se trata de un hecho normal y frecuente a partir de los seis meses de edad, llamado Ansiedad por la Separación (Separation Anxiety), y que no es más que la preocupación que los niños sienten cuando se separan de quienes se cuidan de ellos; generalmente, la madre. A partir de esa edad suelen estar muy apegados a ella y algunos niños no soportan estar solos. Lloran en cuanto la madre sale de la habitación. La respuesta y solución (mala) habitual de la madres es coger al niño y llevárselo consigo. Así, poco a poco el niño se "enmadra" y no se separa de ella ni un instante. Resultado: la madre va a la cocina, y el nene a la cocina; la mamá va a hacer pipí y el nene ha de acompañarla al baño; llaman a la puerta y ella la abre con el nene en brazos. En definitiva, este apego no controlado se convierte en una tortura para la mamá.
La ansiedad de separación mejora con el tiempo, ya que las separaciones son inevitables. Una de ellas es durante la noche; por este motivo muchos niños no quieren dormir solos. La otra, a veces mal soportada también por los padres, es ir a la guardería. A continuación, les muestro dos vídeos. El primero persigue a su madre incluso estando delante. El segundo video muestra cómo el niño se adapta a la guardería.

Consejo: al bebé hay que ir acostumbrándolo reiteradamente a pequeñas separaciones para evitar que se convierta en un niño enmadrado y agotador.

viernes, 25 de mayo de 2007

¡Ojo con lo que tocas!

Con mucha frecuencia visito a niños y jóvenes afectados de Síndrome de Down. Son de carácter dulce y colaborador. En ocasiones, son tozudos como una mula. Se ponen "a cuatro patas" y no hay forma humana de examinarlos. Ayer vino a mi consulta uno encantador, divertido y parlanchín. Le tocaba la revisión de los 16 años y su madre me explicó que el joven se tocaba constantemente "sus partes"; parecía tener una erupción pero no se dejaba mirar en casa. Me dirigí a él en tono amistoso y con lenguaje coloquial le comenté la necesidad de revisar el escroto y los testículos. Inmediatamente me respondió: "Oye, que yo no soy gay". Le tranquilicé explicándole que se trataba de un tipo de revisión y que sólo quería averiguar si tenía una infección o una dermatitis. Se resistió un poco pero al final accedió a bajarse un poco los calzoncillos. Al ir a explorar sus genitales, agarró mis manos con una fuerza impresionante y, mirándome fijamente a los ojos, me espetó: "¡Ojo con lo que tocas, recuerda que no soy gay!"


jueves, 24 de mayo de 2007

Abuelos "cabroncetes"

Hace luengos años a los niños pequeños, aparte de de suministrarles las primeras vacunas comercializadas, se les ponían muchas inyecciones de diversos tipos para "reforzarlos". Si comían poco, una tanda de pinchazos los "dejaban nuevos". Muchas abuelas recuerdan con nostalgia que su hija "creció gracias a las tandas de vitaminas que le dábamos". Era habitual que los propios padres (abuelos o bisabuelos ahora) se encargaran de hervir la jeringa de vidrio y la aguja de acero durante unos 20 minutos. Cuando éramos pequeños, muchos veteranos como yo recibimos más de alguna serie de aquellos fabulosos reconstituyentes. Los que me conocen saben muy bien que ahora estoy tan joven como un bebé y tan fuerte como Stallone (je, je).
En esas épocas era frecuente amenazar al niño: "si no comes, el médico te pinchará", con lo cual conseguían que el médico pasara a convertirse en un mal bicho y enemigo. De manera que acudir al médico era como ir a ver al hombre del saco.
Los tiempos han cambiado. Aunque los papás sufren horriblemente, cuando "el niño no me come", ahora ya no se les amenaza con aquellas torturas de antaño. Sin embargo, aún quedan abueletes rezagados que inculcan a los nietos esa costumbre terrorífica: "si no comes te tendrán que pinchar". Es difícil cambiar la mentalidad de las personas que pasaron por una guerra y sufrieron toda clase de penurias. Por desgracia, el paso del tiempo es inexorable; los que pinchaban van pasando a mejor vida, y los acribillados ya estamos en la época de la vida que me gusta denominar como "la adolescencia de la madurez".

miércoles, 23 de mayo de 2007

Aire acondicionado, sí; aire acondicionado, no

¡Ah! Ya llegan el sol y el calor. Los colores de la naturaleza son más vivos y el día es mucho más largo. Es hora de viajar y tomarse copas al aire libre.
Pasan los días y el calor se va haciendo cada vez más insoportable. Pegajosa y sudada, mucha gente sueña con el aire acondicionado. Los que ya lo tienen -¡alabado sea el Señor!- disfrutan como camellos. Y no digamos si también disponen de él en el coche.

Pero ¡hete aquí! ¿qué ocurre si los papás tienen un bebé o niños pequeños? Pues que la cosa ya está liada. Las mamás, que suelen ser más frioleras que sus maridos, temen que el aire acondicionado pueda ser perjudicial para sus retoños. Las abuelas se suelen poner del lado de las mamás: ¡No se pone el aire acondicionado, porque es malo para el niño! El papá suele soportar el calor durante un tiempo pero, claro, al final explota, porque no puede dormir, suda todo el día, tiene que conducir con las ventanillas del coche subidas y cruzar el desierto de los Monegros a temperaturas estratosféricas. En otras palabras, al papá "me lo ponen" como una moto: Se acaba de comprar un coche -que posiblemente le cuesta muchas mensualidades-, dotado de los últimos adelantos tecnológicos como el climatizador "por zonas" (los fabricantes de coches son listos), y tiene que llevar apagado el sofisticado aparato de aire por si "el nene se resfría".

Vienen a la consulta. Y yo tengo que hacer de juez. A la pregunta: ¿podemos usar el aire acondicionado? cojo el mazo y digo: "sí" y, picando con él, concluyo: "cúmplase la sentencia". El papá se arrodilla besándome las manos, tembloroso y lloroso... Después me dirijo a la mamá y con todo mi cariño le explico, con el padre bien atento, cuándo y cómo debe usarse el aire acondicionado cuando están presentes los niños pequeños. Pero eso ya es otra historia.


martes, 22 de mayo de 2007

Y la familia ¿bien? Mis dudas (II)

Sigo con los comentarios de ayer. Con los cambios en nuestra sociedad me empiezo a encontrar como pediatra con hijos de:

-Familia tradicional (hijos y abuelos)

-Familia monoparental: Padres separados (hijos en custodia compartida). Madres solteras con niño biológico. Padre/madre soltero/a con niño/adoptado/

-Familia biparental sin niños. (este sí que es fácil; simplemente no vienen a la consulta)

-Pareja de madres homosexuales con hijos biológicos

-Pareja de padres homosexuales (con niños adoptados)

-Familias de otras etnias (poligamia, poliginia) -¡toma castaña!, eso ya es más complicado.

-Familias separadas que cada uno ha rehecho su vida con otra pareja en las que cada uno de ellos aporta algún hijo al "saco común" e incluso puede añadirse alguno más de la nueva pareja. Si por ejemplo cada uno aporta tres hijos y de la nueva relación llega uno más al mundo, la pareja contará con una prole de siete hijos.
-Niños en custodia.


La "biodiversidad" no tiene límites. No juzgo a nadie. Seguro que la vida será cada vez más complicada y también los abogados tendrán que trabajar cada vez más. Y los notarios se verán obligados a hacer "malabarismos" con los testamentos.
Y a nosotros, los pediatras, nos pueden dar algún que otro quebradero de cabeza, porque con todo ese lío ¿a quién debemos dirigirnos? Me explico: En una ocasión, se me presentaron en la consulta el padre y su primera mujer -con la que había tenido el niño y de la que estaba divorciado- además de su segunda esposa. Ahí estaban los tres delante de mí -eso sí, de muy "buen rollo"-, y el niño entre ellos para que lo examinara. ¡Menudo hombre! -pensé-. ¡Qué bien se lleva con las mujeres! Pero lo cierto es que no tenía muy claro a quién dirigirme, porque ignoraba cuál era la persona más implicada en el cuidado del niño.
Conozco otro caso aún más complicado: un hombre que tiene cuatro ex parejas con las que ha tenido descendencia. Lo más curioso es que ¡cada año se juntan todas ellas para felicitarle el cumpleaños! Y eso que no es ni el Rey de Arabia ni Rockefeller.
Parafraseando a la madre de Forrest Gump: "El mundo es una caja de sorpresas..."

lunes, 21 de mayo de 2007

Y la familia, ¿bien? Mis dudas (I)

¿Qué es la familia? Es el núcleo de la sociedad, representa al tipo de comunidad perfecta: económica, jurídica, sociocultural, etc. Constituye la estructura básica y única, donde padres e hijos/as se relacionan con una permanente entrega sin que ninguno pierda su propia identidad. Lo que afecta a un miembro de la familia, afecta directa o indirectamente a todo el núcleo familiar. La familia promueve valores (religiosos, morales,...), normas de conducta, costumbres, estilos de vida, y la madurez y autonomía de los hijos.

La familia surge del encuentro y la relación entre un hombre y una mujer que quieren unirse y encaminarse a un proyecto de vida común, que consiste en cuidar su amor y el que surgirá más adelante hacia sus futuros hijos, fruto de su relación. A partir de ahí, el objetivo principal de la familia pasa a ser la preocupación por el bienestar y el correcto desarrollo psicológico y social de cada uno de sus miembros.


Después de esta reflexión resumida de la familia, sabemos que: "Tres millones de españoles viven solos; uno de cada cuatro matrimonios acaba divorciándose en menos de tres años; las familias numerosas se extinguen; y las parejas sin hijos se duplican".


Mañana contaré anécdotas de la consulta relacionadas con este tema.

domingo, 20 de mayo de 2007

¿Su familia ya forma parte de la sociedad del "turboconsumo"?

Un buen amigo mío, excelente pediatra y filósofo, dió una conferencia interesantísima sobre el "adolescente cansado". Separando las enfermedades médicas, la causa número 1 de "cansancio" es la falta de sueño. Los jóvenes duermen menos de lo que deberían. Algunos tienen su propia habitación digital con los últimos adelantos tecnológicos. Aparte de otra serie de razonamientos que aportó hay un factor importante en esta sociedad tan cambiante. Lo que se compró hace poco queda obsoleto en poco tiempo. Ello lleva a la sociedad del turboconsumo . Yo deseo que tengan suerte de no inculcar a sus hijos el estilo "turbo".

Sin embargo, que no se me enfaden las mamás, la mujer siempre ha sido un poco "born to buy".