sábado, 7 de enero de 2012

Tras mi ausencia al final del "annus horribilis"

Después de unos días sin escribir vuelvo pero sin gran ímpetu. Sin duda el 2011 ha sido un "annus horribilis" y lo que te rondaré morena. Por ese motivo, el 2012 no será un "annus mirabilis". Mire por donde se mire el año que dejamos atrás ha supuesto un cambio drástico en nuestras vidas y las de las generaciones venideras.

La debacle es tan monumental que, sin duda, el mundo cambiará y nuestro país se quedará en el furgón de cola de Europa. Y eso, si no se desengancha. En lo que afecta a mi profesión, la sanidad, es uno de los pilares más socavados. Es cierto que requiere reformas pero no recortes. Mas eficiencia y eficacia también pero eso afecta a todos los ministerios. El caso del de Justicia es sangrante. La afirmación de nuestro Majesty King John Charles First de que la "justicia es igual para todos" es una falacia. Los ciudadanos de a pié estamos desanimados porque detrás de toda la corrupción, los corruptos no reciben castigo alguno. Estamos enseñando a nuestros hijos a no ser honestos y trabajadores.

Como ven he empezado el año de mala uva. ¿Será porque los Reyes Magos sólo me han traído carbón? . No. El escrito que me han enviado y reproduzco muestra claramente lo que nos espera. 

El 2 de febrero de 1905 nació en San Petersburgo la filósofa y escritora estadounidense (de origen ruso) Alissa Zinovievna Rosenbaum, más conocida en el mundo de las letras bajo el seudónimo de Ayn Rand, y falleció en marzo de 1982 en New York. Nunca más oportunas las palabras de la autora de esa magnífica novela que es Atlas Shrugged, traducida al español como La rebelión de Atlas, una suerte de anticipo de lo que nos está pasando a los españoles y en mayor o menor medida a todo el mundo:

"Cuando advierta que para producir necesita obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por el trabajo, y que las leyes no lo protegen contra ellos sino, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra usted; cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces podrá afirmar, sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada." Ayn Rand .