La polémica está servida. Primero fué el
uniforme escolar y ahora el
tuteo a los profesores por parte del Defensor del Pueblo. Da la impresión que no nos acordamos de dos palabras caídas en desuso: disciplina y urbanidad. Creo sinceramente que si las recuperáramos la vida sería mucho más fácil. Copio unos textos de una
web que ya les he recomendado en otras ocasiones.
Según el diccionario de la Real Academia Española la urbanidad es: Cortesanía, comedimiento, atención y buen modo. El diccionario de la RAE resume, perfectamente, en cuatro términos todo lo que nos lleva a tener una mejor convivencia con los demás. Del latín urbanitas (urbanitatis) la urbanidad son una serie de pautas de comportamiento que se deben cumplir y acatar para lograr una mejor relación con las personas con las que convivimos y nos relacionamos. La urbanidad no es la imposición de estrictas normas de comportamiento totalmente inadecuadas, en su mayoría, a los tiempos actuales. Esa rigidez e intransigencia en la educación ha creado un cierto "halo" negativo a la palabra urbanidad.
Cualquier sociedad cuenta con unas normas de comportamiento, no escritas en la mayor parte de los casos, pero que sin su tutela nos haría ser un grupo de seres incivilizados que campan a sus anchas. Saber que es mejor caminar por nuestra derecha, que las cosas se piden por favor, que se da las gracias por casi todo ... y otras muchas pequeñas cosas hacen que nuestra vida sea mucho más agradable. Pero como todas las reglas, leyes o normas, no solamente es suficiente con saber que existen, sino que
hay que ponerlas en práctica. A diario, en cualquier situación se puede ser cortés. No hay que desaprovechar ninguna ocasión por dos motivos: poner en práctica lo que nos han enseñado y a su vez dar un estupendo ejemplo a los que nos ven.
Las sociedades más industrializadas, por regla general, y la pérdida de muchos de los valores tradicionales hace que
cada vez más las personas mayores sean marginadas e incluso, ignoradas, dando a entender su aparente inutilidad para una sociedad movida solamente por las prisas, el estrés y los valores materiales. Ellas pueden aportar experiencia, formación y cultura a los más pequeños. El cariño y el respeto suele tener un efecto "boomerang"; si no lo damos y enseñamos, es difícil que lo obtengamos en un futuro.
Algunos de los puntos clave para educar a los más pequeños de la casa pueden ser (válidas no solo para el trato con las personas mayores, sino para el trato con cualquier otra persona):
1. Hablar con respeto a todas las personas mayores, sean o no conocidos.
2. Evitar poner malas caras o hacer gestos despectivos cuando los mayores les dicen algo. Les cuentan una historia, les dicen algún halago, o simplemente les hacen un gesto amable (aunque a ellos no se lo parezca).
3. Debe reprenderles cuando hagan críticas despectivas a la espalda (viejo, chocho, tocado, pesado, etc.). Estas palabras pueden herir a la persona mayor que las escucha.
4. Recuerde que den siempre las gracias, por una propina que les han dado, por una golosina o juguete que les han comprado ... y por cualquier otra cosa. A la hora de pedir, recuerdeles también que utilicen siempre "por favor".
5. Comprensión. Hay que enseñarles a que admitan de buen grado las pequeñas manías, cabezonerías, etc. que puedan tener sus abuelos u otras personas mayores.
6. Hay que aprender a escuchar a los mayores. Da lo mismo que la historia o "batallita" la haya contado anteriormente; la felicidad que para ellos supone, en la mayor parte de los casos, tener un público entregado merece la pena. Se puede, con cierta prudencia, recordarle al narrador que esa historia ya la saben, que les cuente otra.
7. Saludar. Hay que saludar cuando nos visitan o visitamos a otras personas. No se puede pasar sin hacer un saludo como sino existieran. Lo mismo a la hora de despedirse.
8. Ayuda. En algunos casos puede que necesiten ayuda para sentarse o levantarse, llegar hasta el coche, leer una letra demasiado pequeña para ellos, tomar algo que se ha caído al suelo, etc. Hay que estar siempre dispuestos y atentos.
9. Ignorar. Ni cuando van de visita ni cuando vienen los abuelos u otras personas se puede consentir que los peques de la casa estén con la televisión o radio encendida, jugando a la consola o simplemente "desapareciendo" en cuanto hay la más mínima oportunidad. Es de mala educación "ignorar" a los invitados o "huir" de ellos. Si quiere que se vayan los pequeños debe decírselo de forma expresa: salir a jugar al jardín, iros a vuestra habitación, etc.
Si logramos que los pequeños aprendan, entre otras, estas pautas de comportamiento, les puedo asegurar, que podrán sentirse orgullosos de sus hijos en cualquier circunstancia (cosa cada vez más difícil).
Un niño educado y respetuoso es un adulto tolerante y cívico en el futuro.
Yo estoy a favor del uniforme y en contra del tuteo, ¿y usted?