A finales de los 80 y principios de los 90 se hizo famosa la estrategia utilizada por algunas prostitutas para dormir al cliente, echándole sustancias narcóticas, y así aprovechar para robarle. Era el llamado beso del sueño. Hasta hace poco estos relatos pertenecían a la categoría de leyenda urbana: un desconocido aprovecha el despiste de una chica en la barra de una discoteca o en una fiesta privada para poner en su bebida unas gotas de un líquido sin color, sin sabor, sin olor. Al rato, la joven despierta de un letargo amnésico con la huella de haber sido víctima de un asalto sexual. Desde 2002 se están detectando en nuestro país agresiones sexuales en las que como arma incapacitante se utilizan drogas sedantes, hipnóticas o anestésicas. En 2004 empezaron a surgir casos con mayor asiduidad en chicas entre 18 y 25 años con trastornos raros; no recordaban nada, no consumían drogas y que después de tomar algo en un bar o en una fiesta aparecían en un sitio desconocido con lesiones de haber sido abusadas sexualmente. La mayoría se han producido en Madrid, Barcelona y Valencia.
Según expertos de nuestro país el 20 por ciento de las violaciones que se producen en España podrían haber sido facilitadas por la utilización criminal de fármacos y drogas (datos de 2009). En la literatura científica y entre los cuerpos de seguridad se las conoce como rape drugs (drogas de la violación), sustancias con un poder de sedación muy potente, que incapacitan a la víctima para defenderse, borran de su memoria lo sucedido e impiden así el esclarecimiento de lo ocurrido. A la lista de principios activos como el flunitrazepam, sedantes hipnóticos como el zolpidem, tranquilizantes como el trizolam y el lorazepam, y alucinógenos milenarios como la escopolamina –más conocida como burundanga, sobre todo en Suramérica, se suman ahora drogas de síntesis química como la gammahidroxibutirato (GHB), mal llamado éxtasis líquido, y la ketamina, un anestésico veterinario. La escasez de denuncias, muchas veces por la amnesia sufrida y la ausencia de análisis de sustancias estupefacientes, en el organismo frenan el esclarecimiento de este tipo de agresiones. En España es muy utilizada la escopolamina (burundanga en Colombia o Ecuador), un alucinógeno que se extrae de una flor. Se sospecha que la mayoría de las agresiones se han cometido entre las mujeres de la comunidad latinoamericana.
Otro día, si lo desean, les hablaré de un test para detectar estas drogas antes de tomar una bebida. Pero recuerden, avisen a sus hijas que no beban nada en una fiesta si no saben exactamente lo que les ofrecen.