El otro día estaba dando una clase a padres. Hablábamos de los tipos de otitis; cuales son las de verano y cuales las de invierno. Salió el tema de desinfección de las piscina y una madre preguntóme: "Doctor, en mi casa usamos el bromo, ¿que tal?" Yo conocía la ionización y el cloro pero le tuve que confesar mi ignorancia supina sobre el mismo. Le prometí que haría un esfuerzo y le contestaría en este blog. Creo que ya estoy en condiciones de hacerlo.
En primer lugar quiero aclarar a los malpensados ancianitos que hicieron la "mili", como un servidor y algún fray alocado, que no se debe confundir el bromo con el bromuro. Éste último hízose famoso por la larga duración del servicio militar obligatorio. Los soldados, faltos de cariños femeninos y en plena explosión hormonal, hacían diabluras para calmar la "llamada de la carne". Para combatir esta “actividad furtiva” el ejercito aderezaba el rancho de la tropa con bromuro, un compuesto capaz de disminuir el deseo sexual hasta cotas próximas a una castración…
Las piscinas no han de perjudicar a la salud de los bañistas. Hay multitud de métodos, tanto físicos como químicos, para mantener el agua en condiciones. Todo el mundo sabe que, hasta hace poco, el producto más utilizado era el cloro tanto en piscinas privadas como públicas. El "olorcillo" que desprende es inconfundible y se vende con una gran variedad de presentaciones: gas, líquido, tabletas, granulado, bloques, de disolución lenta y rápida, estabilizado, no estabilizado... En fin, un mareo. La idea es que se mantenga estable en el agua el mayor tiempo posible.
El bromo también tiene propiedades desinfectantes pero como es más difícil de obtener que el cloro se había usado poco por ser más caro. Se vende en forma de tabletas. Los dos tienen una eficacia desinfectante similar pero el bromo es más activo a pH elevados.No provoca malos olores ni irrita la piel, los ojos, mucosas, cabello o ropa. también tiene más capacidad de eliminar las algas.
Cuando se temía por la sequía pensé que el verano pintaba mal por riesgo de otitis del nadador o conjuntivitis químicas para exprimir al máximo la posibilidad de no cambiar el agua. Ahora ha llovido y como dice el dicho "má vale que zu zobre que que zu falte".
Así que he aprendido una cosa nueva: el bromo es mejor que el cloro para las piscinas.