Todavía tengo un nudo en la garganta. Acabo de llegar de la cena-homenaje-despedida del Dr. José María Martín Rodrigo; se jubila. Si uno lee el significado de la palabra jubilar en un diccionario puede resultar mas bien triste o despectiva: retirar a alguien del trabajo por vejez o incapacidad laboral, teniendo derecho a una pensión.
Usted, ¿se pondría contento si no tuviera que trabajar más? yo creo que sí y, en realidad, ayer, en la cena, aplicamos la palabra jubilación tal como proviene del latín "jubilare" (gritar de alegría). En el caso de José María ha sido la culminación de años de trabajo y de darse a los demás. Puede retirarse satisfecho; en la cena se ha demostrado lo mucho que le queríamos en el Hospital. Con él de Jefe (sin tener ni idea) y con el Dr. Luis Tobeña y un servidor pusimos en marcha la que era la segunda unidad de cuidados intensivos pediátricos (la primera fue la del Hospital Infantil del Valle de Hebrón) de Barcelona. Empezamos un recorrido que al jubilarse él está considerada una de las mejores de España. El triunvirato Martín, Tobeña, García-Tornel funcionó a las mil maravillas y de un "Biscúter" se ha convertido en un Fómula 1. Dejé la UCI cuando me "ascendieron" a Jefe Clínico pero nunca podré olvidar el esfuerzo que hicimos para ponernos al día en un aspecto de la pediatría que, en aquellos momentos, estaba en sus albores. Yo me fuí a EEUU, Canarias-donde estaba y está una de las mejores UCIS de adultos de nuestro país- al Valle de Hebrón y a múltiples lugares.
José María ha representado el espíritu de la Orden de San Juan de Dios plasmado en toda su trayectoria. Le deseo que grite de alegría durante muchos años rodeado de Fina, su esposa, sus hijos y sus nietos. Shakespeare dijo que la despedida es un dolor suave y, en verdad, lo es.