Algunos conocen la pasión de mi esposa por tres tipos de animales a saber: perro, caballo y Dr. Santi. Los tres son mamíferos pero el último está perdiendo terreno frente al primero que permanece incólume y se agranda con los años; el caballo como no cabe en casa ya que vivimos en un piso y no en una mansión como la de los padres de Elizabeth Taylor en la película "Gigante", ha perdido fuelle y queda descartado. Total que quedamos dos.
Tuvimos una perrita recogida de un contenedor que fue fiel a mi esposa hasta que murió 12 años después; ella la reconfortaba de los sinsabores de la vida. A mí los perros no me hacen "ni fu ni fa" me gustan un ratito y para de contar. Yo soporté estoicamente a "Crow" (Cuervo) la primera perra con nombre masculino, porque ni al recogerla ni al llegar a casa nadie miró una cosa muy sencilla como es la entrepierna; en resumen de macho pasó a hembra.
Al morir solicité una tregua de perro en casa pero mi "pérfida" esposa se las ingenió para compartir con su hermana otra perra, Kira, recogida en una reunión de animales acogidos en una institución. Teóricamente es de mi cuñada pero la comparten como buenas hermanas; tanto es así que verán en la foto un rato de la siesta en casa -sagrada para mí los sábados, domingos y fiestas de guardar- ¿dónde esta el amo y señor de la casa, frase medieval que en el siglo XXI no tiene ningún sentido? "Chi lo sa".
Hombres del mundo: ¿debo resistir o no tengo posibilidades de que me cuiden, al menos, como a la perra?