
En la película Sicko de
Michael Moore, director cinematográfico, muestra que la sanidad en
EEUU es una de las peores del mundo. Hay 50 millones de americanos sin seguro y millones de niños sin vacunar. La miseria más galopante se mezcla con el lujo exorbitante. Muchos de los lectores habrán estado en Nueva
York, ciudad a la que tengo que ir una vez al año, para visitar a un dermatólogo muy especial,
Perry Robins, experto en
microcirugía de
Mohs. Desde hace unos 20 años visita a mi esposa porque en su juventud tomó el sol sin protección y ahora lo está pagando con múltiples
carcinomas basoceluares en su cara. Doctor, ¿porqué va allí si la sanidad es tan mala? Porque la sanidad en muchos aspectos está muy avanzada y en cáncer más. Este médico mejoró la técnica de quitar piel cancerosa, especialmente de la cara, dejando muy poca huella.
Hace poco mi esposa tuvo un disgusto pasajero enorme; un amigo nos dijo que había fallecido a causa del desfalco
Madoff. Durante
días rebusqué por
Internet su obituario y nada; luego le envié un correo
electrónico que me rebotó. Al final nos decidimos a llamar, descolgó en persona el teléfono y a mi esposa casi le da un patatús de alegría. El
Dr.
Robins estaba
vivito y coleando, a pesar de su edad, y dispuesto a dar guerra. Lo volveremos a ver.
La gente se queja de la sanidad española pero es un ejemplo a seguir aunque necesita un retoque quirúrgico profundo y una mejor administración de recursos. Veremos que ocurrirá con la crisis galopante que nos acosa.