Algunos niños son agresivos por naturaleza; en realidad, todos tenemos un punto de agresividad y a veces nos enfadamos desproporcionadamente por motivos nimios. No hay más que ver a algunos conductores que chillan como energúmenos a otros conductores y peatones o llevan permanentemente la mano en el claxon y lo aprietan sin cesar. En estos tiempos la agresividad ha aumentado y, por ende, la violencia. Empezamos a tener miedo de ir por las calles y no digamos por la noche. Constantemente los amigos te envían correos electrónicos con nuevos sistemas de robos ya sean violentos o no.
Los niños agresivos suelen empezar a manifestarse durante el segundo año de vida. Quieren controlar absolutamente todo lo que ocurre a su alrededor. Cuando no consiguen lo que quieren, transforman su energía en violencia, dando patadas, puñetazos y mordiscos a diestro y siniestro.
¿Se ajusta su hijo a esta descripción? En ese caso, deberían vigilarlo muy de cerca y fijarle unos límites firmes y consistentes por un lado y permitirle canalizar su energía de forma positiva a través del ejercicio o de juegos que impliquen una intensa actividad física. Y, cuando se relacione con otros niños, no le quiten la vista de encima para evitar problemas graves, y no se olviden de elogiarlo cuando no provoque ningún conflicto al jugar con otros niños.
En algunas familias se fomenta la agresividad, sobre todo en los niños de sexo masculino. Los padres dicen con orgullo que sus hijos son "duros", craso error, ya que éstos lo interpretan como que tiene que pegar y morder para "ser bien visto". En cambio, en otras familias, esta conducta agresiva, propia de esta edad, los papás lo interpretan como un mal presagio del futuro que tendrá el niño como delincuente; para frenar este este comportamiento lo antes posible, actúan "con mano dura" y castigan al niño continuamente e, incluso, le pegan Aquí viene, a veces, lo complicado ya que los castigos deben ser proporcionados y sin violencia; de hacer lo contrario, el niño cree ésa es la forma de tratar a los demás cuando a él no le guste como se comporten. Por lo tanto, este tipo de reacción puede acabar reforzando la agresividad del niño. La mejor forma de enseñarle es actuar con firmeza y coherencia cuando se porte mal y toda la familia, padres y hermanos, han de tener un comportamiento respetuoso con los demás.
No estoy de acuerdo en que el personal del colegio o de la guardería se queje a los padres con frases como esta: "dígale al niño que no pegue o muerda". Los adultos son los jefes de la "tropa" y han se saber controlar a los niños; es su profesión.
¿Se ajusta su hijo a esta descripción? En ese caso, deberían vigilarlo muy de cerca y fijarle unos límites firmes y consistentes por un lado y permitirle canalizar su energía de forma positiva a través del ejercicio o de juegos que impliquen una intensa actividad física. Y, cuando se relacione con otros niños, no le quiten la vista de encima para evitar problemas graves, y no se olviden de elogiarlo cuando no provoque ningún conflicto al jugar con otros niños.
En algunas familias se fomenta la agresividad, sobre todo en los niños de sexo masculino. Los padres dicen con orgullo que sus hijos son "duros", craso error, ya que éstos lo interpretan como que tiene que pegar y morder para "ser bien visto". En cambio, en otras familias, esta conducta agresiva, propia de esta edad, los papás lo interpretan como un mal presagio del futuro que tendrá el niño como delincuente; para frenar este este comportamiento lo antes posible, actúan "con mano dura" y castigan al niño continuamente e, incluso, le pegan Aquí viene, a veces, lo complicado ya que los castigos deben ser proporcionados y sin violencia; de hacer lo contrario, el niño cree ésa es la forma de tratar a los demás cuando a él no le guste como se comporten. Por lo tanto, este tipo de reacción puede acabar reforzando la agresividad del niño. La mejor forma de enseñarle es actuar con firmeza y coherencia cuando se porte mal y toda la familia, padres y hermanos, han de tener un comportamiento respetuoso con los demás.
No estoy de acuerdo en que el personal del colegio o de la guardería se queje a los padres con frases como esta: "dígale al niño que no pegue o muerda". Los adultos son los jefes de la "tropa" y han se saber controlar a los niños; es su profesión.
4 comentarios:
Artículo interesante, sí señor. Sin embargo, respecto al último párrafo, tengo que romper una pequeña lanza en favor del personal de colegios y guarderías. Creo que la mayoría son bastante profesionales, y cumplen muy bien con su trabajo. El tema es que la educación debe estar coordinada entre padres y educadores. En esa línea, si ellos observan un comportamiento agresivo en un niño, es normal que lo pongan en conocimiento de sus padres, para que éstos también se impliquen en intentar frenar el problema. Y es que, hay padres que piensan que la educación es competencia exclusiva de la escuela, y delegan responsabilidades de manera explícita.
Aún es común escuchar la típica frase de boca de algunos padres: "A ver si me lo endereza usted, porque nosotros no podemos con él". Y es muy triste, ciertamente.
Un saludo
Estoy de acuerdo con Paula, yo creo que hay que formar equipo entre las guarderías/coles y la casa. También es muy típico ver a padres que le dan a su hijo el chupete nada más salir de la guarde, donde por ser mayor no le dejan usarlo, o darle purés, cuando en la guarde ya toma sólidos porque es más cómodo. Es decir, que hay que coordinarse.
Mi hijo en "los terribles dos" pasó una época en la que me mordió un par de veces y en la guarde me decían que no lo hacía, supongo que donde hay confianza... Le regañaba y afortunadamente se le pasó, no es un niño pegón, al contrario, le han dado un par de veces y no se defiende, cosa que tampoco me gusta...
Buenísima entrada. Muy interesante el tema y muy peliagudo para las mamás que estamos en esta etapa. El pasado fin de semana tuve que meterme en una piscina de bolas para sacar a mi hijo, que estaba pegando a otra niña. Un horror.
Mi bebé con unos quince meses pasó una etapa de violencia dental. Un día en la guardería mordió a tres niños de su clase, lo pusieron con los mayores y mordió a dos de ellos. En la guardería ante esta escalada de violencia, nos comentaban lo que ocurría, nos decían que eran etapas y como actuaban ellas cuando esto ocurría. Nosotros en casa hacíamos lo mismo.
Ahora ya no muerde, aunque a veces se ve que tiene la tentación y le decimos "besos Roi, no se muerde" entonces en vez de un mordisco da un beso.
Entiendo que es importantísimo que las profes informen a los padres y que se marquen unas pautas en común. Creo que importante que exista cierta coherencia en el entorno del niño.
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