martes, 16 de octubre de 2007

Ojala los padres supieran distinguir más entre alerta y alarma

¿Por qué digo esto? En la consulta no me canso de explicar a los papás que son conceptos bastante diferentes. Cuando un niño, por ejemplo, se pone enfermo, tiene fiebre, dolor de cabeza de barriga o parece tener un retraso psicomotor es conveniente distinguir entre los síntomas de alerta y los síntomas de alarma. Cuando se confunden o no se tienen claros estos conceptos los padres se asustan van a urgencias a engrosar el volumen de gente en las salas de espera de los servicios de urgencias, exigen que se hagan análisis, radiografías, resonancias magnéticas u otras pruebas médicas cuando les parece que el niño no está bien y en realidad sólo tiene síntomas de “alerta”.

Curiosamente en inglés no se puede hacer ninguna distinción entre el término “alerta” y “alarma”, ambas se expresan como “warning”. Por eso esta palabra responde al mismo concepto, ambas entrañan la idea de una viva emoción, ocasionada por un acontecimiento imprevisto. Sin embargo, tenemos la suerte de que en español difieren fundamentalmente en cuanto a la antelación con que se nos avisa. La RAE define la alerta como situación de vigilancia o atención y la alarma como señal que avisa de un peligro inmediato.


Para aclarar la diferencia entre “alerta” y “alarma”, el ejemplo sencillo del semáforo es útil: la primera de ellas es la luz amarilla (alerta) y la segunda la luz roja (alarma). En términos militares "Al arma" significaría ir a buscar las armas, cogerlas y prepararse para actuar inmediatamente mientras que la alerta no nos indica correr o ir rápido.


En pediatría son mucho más frecuentes las situaciones de alerta que de alarma y se dan muy pocos casos, excepto en los accidentes, en que haya una alarma sin una alerta previa. LO IMPORTANTE ES VALORAR BIEN LOS SÍNTOMAS DE ALERTA ya que implican la detección y aviso para estar preparado para actuar.

La fiebre en el niño, hablar o andar más tarde, tener dolor de cabeza o de barriga, ser muy movido y muchos otros son síntomas de alerta. No hace falta correr, da tiempo a pensar, razonar, hacer un buen diagnóstico diferencial y escoger la estrategia de tratamiento más adecuada. Los casos de alerta no suelen acompañarse de más síntomas: sólo duele la cabeza o la barriga, la fiebre baja con antitérmicos pero el niño tiene "buena pinta"...

La fiebre, síntoma que más preocupa a los papás, no es más que un signo de alerta. El niño muchas veces está aceptablemente bien, responde a los antitérmicos y sigue activo. En ente caso no hay que correr a urgencias. Esperar y ver es una buena elección antes de acudir a urgencias en donde el médico de guardia es más que probable que no le encuentre nada todavía. Los cirujanos cuando sospechan una posible apendicitis dejan al niño en observación y se ponen en "expectación armada" - vigilantes pero con el bisturí a punto y bien afilado-por si es necesario intervenir.

No se alarmen, pero estén alerta.



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