martes, 24 de agosto de 2010

Yo confieso (los tazones de nata)


El título de esta entrada se refiere al de una famosa película dirigida por Sir Alfred Hitchcock y protagonizada por Montgogomery Clift - actor del que estuvo perdidamente enamorada Elisabeth Taylor pero no le correspondió porque era homosexual- y Anne Baxter, relacionado con lo que voy a comentar:  he cometido un pecado de gula.


Antes de llegar al lugar en el que estoy recluido lejos del mundanal ruido sabía que pasaba por delante de un establecimiento donde se toma la mejor nata del mundo. Como saben, mi esposa me obligó a un internamiento forzado en un establecimiento "ad hoc"para perder mi barriga cervecera y unos 13 kilillos de nada. Tras la vuelta de ese infierno he cumplido lo que me mandó la nutricionista y, durante meses, he cumplido con sus indicaciones al pie de la letra.

Ayer tuve la humorada de explicarles como han de comer los niños pero lo que no saben es el pecado previo que cometí. Como he comentado, ante la perspectiva de saborear nata auténtica, veinticuatro horas antes me concentré en el ayuno y no comí casi nada: soñé día y noche con lo que iba a comerme. Al llegar al lugar de los hechos, estaba abarrotado, no habían mesas y estaba desfallecido. La amable regidora del establecimiento me encontró una enseguida y después de una butifarrita con judías blancas me tomé dos montañas de nata con azúcar que engrasaron mi cuerpo y mi alma. ¡Cómo disfruté! ¡Cómo transgredí la dieta con premeditación y alevosía! Lo volvería a repetir y sueño con hacerlo, si puedo, a la vuelta.

Muchos de ustedes y, menos todavía sus hijos, no saben ni podrán saber lo que es nata "de la buena, auténtica". La que venden en los supermercados y restaurantes es un spray maligno, deleznable y asqueroso. Yo confieso, he cometido pecado de gula, pero me ha sentado de maravilla y...volveré a pecar si puedo.


2 comentarios:

Criss dijo...

Santi, eres genial!!!!

Mario dijo...

Hombre, perder tu barriga es posible.
Y te sentirás mejor por ello.
¡¡Animo!!