sábado, 28 de abril de 2007

L@s "tocapelotas"

No son una "rara avis" en la especie humana. Muchos pensarán que me refiero a los adultos. No, porque de esos hay miríadas. Me refiero al mundo infanto-juvenil.

Esta variedad de niñ@s se caracterizan por estar casi siempre con una salud excelente y se ponen enfermon cuando la familia ha preparado un evento importante con gran premeditación, ilusión y esfuerzo. Ejemplos mil. Justamente ayer, inicio del puente del 1º de mayo, varias de las visitas que tuve que hacer en la consulta fueron "dramáticas". Padres que han reservado para ir a Euro Disney, viajes para ver a familiares en otros países, cruceros en barco invitando los abuelos, planeado excursiones con mapas, GPS y cálculos trigonométricos...... Cuando ya está todo hecho, incluso las maletas, patapám, el/la nen@ se ponen malos. "Por favor, doctor, véalo...." suplican. Y los veo, claro. Los papás entran con cara tensa, mirándome fijamente y esperando mi sentencia de juez inapelable. Por sus mentes ansiosas esperan el veredicto: "podrá viajar" o "no podrá viajar". Si la sentencia es absolutoria aunque con tratamiento, estalla la alegría. Ayer, sin embargo, condené a una niña con una madre maravillosa a no poder ir a Italia para ver a los abuelos.

La verdad es que decidir la condena o absolución no es nada fácil. Por eso admiro a algunos jueces. Mi gran suerte es tener a una clientela estupenda. Tenemos "feeling" (eso es para chulear) y no me preocupan las consecuencias médicas. Sólo en una ocasión las "pasé canutas". Unos abuelos habían invitado a toda la familia una semana a Cuba (todo pagado). Uno de los nietos, veterano de mi consulta y fuerte como un toro, empezó a tener dolor de barriga en el lado del apéndice cada vez más intenso. Lo vi a la 15 horas y el avión salía al día siguiente por la mañana. Al explorarlo los signos de apendicitis eran moderados. La mamá estuvo dándome el parte durante toda la tarde-noche. Fué mejorando y pudo viajar.

La apendicitis, en muchas ocasiones no es fácil de diagnosticar. Por eso, puede llegar a perforarse durante su inflamación. Mi paciente pudo viajar pero ¿y si hubiera tenido una apendicitis en el avión?.

Moraleja: papás, ánimo algún día vuestr@ hij@ será un "tocapelotas"


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