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viernes, 27 de mayo de 2011

¿Cómo encuentra a este niño?

Este es un niño que viene a mi consulta, simpatiquísmo y listísimo. La familia lo encuentra más bien "esmirriado" "desde que nació". Le pedí a su madre que me enviara una foto para ponerla en este blog y ha sido muy amable en hacerlo. Con esta imagen intento, una vez más, convencer a padres y abuelos que me leen de una máxima infalible:


"Al niño al que NO se le notan las costillas le sobra peso"

jueves, 30 de septiembre de 2010

El/la niñ@ delgad@

Desde hace decenios el tema del peso en los niños no deja de sorprender a científicos, legos y familias enteras. Gracias a eso los pediatras podemos vivir/malvivir de las "neuras" de los papis de los niños que "no comen". Normalmente, cuando los niños son pequeños/bebés  a los padres y familiares les siguen gustando los niños rollizos pero se desesperan con el cambio fisiológico que se produce en su figura a partir de los 4-5 años; se vuelven escuchimizados con el costillar marcado y piernas de palillo hasta la adolescencia y, a partir de ella, con el estirón, empiezan a comer desaforadamente y tienen  "mejor pinta".

Hoy en día los pediatras y la sociedad están más preocupados por el exceso de peso y la obesidad de los niños y jóvenes. Lo de los adultos ya es un escándalo y los métodos de adelgazamiento ya sean médicos/dieta o quirúrgicos estan a la orden del día excepto en aquellas familias económicamente pobres que, desgraciadamente, su adelgazamiento es por falta de alimento.

En la consulta me encuentro, y así está descrito en la bibliografía médica, con niños delgados comedores quisquillosos que tienen poco interés en los alimentos. Estos "pájaros" desesperan a sus familiares pero, curiosamente son rápidos, activos y ágiles. Hoy día sabemos que la genética tiene importancia capital para la obesidad pero también para la delgadez (las familias es tan genéticamente predispuestas una u otra tendencia)  Los que son delgados "de fábrica" no se arreglan intentando darles de comer más o con más calorías; siguen escuálidos, hasta el resto de sus días según palabras del doctor Keith-Thomas Ayoob, profesor de pediatría en el Albert Einstein College of Medicine en Nueva York.

Fíjense en este dato tan curioso: mire el puño de su hijo y eso es aproximadamente el tamaño de su estómago. Visto así los padres sobreestiman la cantidad de comida que le cabe en el "buche". Otra buena medida de "no pasarse" es darle una cucharada de comida por la edad. Por ejemplo, a un niño de 2 años de edad se le han de ofrecer tres diferentes alimentos por comida y, por tanto, tomará un total de seis cucharadas por comida. Al dar de comer a un niño hay unas reglas de sentido común:

  • Mantenerse flexible ... pero consistente. Si un niño prefiere comer el cereal seco por un lado y la leche por otro, no hay ningún problema ya que todo va a parar al estómago.
  • Horario regular y cronometrado. Con media hora o tres cuartos tiene de sobras para comer, pongan un reloj de cocina para que sepa que "se ha cerrado  el restaurante" a partir de ahí ya no puede tomar nada más que agua hasta la siguiente comida. Nada de picoteo.
  • Alimentos de calidad y no de de calorías "chatarra" como poner nueces en un yogur
  • Los niños con sobrepeso suelen beber líquidos altos en calorías pero no dan sensación de plenitud. Por lo tanto: prohibidos.
  • No forzarlo. Algunos son tan listos que aprenden a provocarse el vómito
  • A los más mayorcitos no hacerles una comida diferente a la de los padres y hemanos
  • Si come bien el cole -aunque crea que los maestros no le dicen toda la verdad- y no en casa, el problema esta en casa; enfrentamiento padres-hijo
  • Los papis ¿también comen bien y de todo? o son unos tiquismiquis ridículos. Yo conozco a muchos
  • ¿Hay prisas y gritos a la hora de comer? Algunos no pueden comer tan rápido como los que engullen y se ponen como tocinillos

jueves, 21 de mayo de 2009

Si a un niño mayor de 6 años no se le notan las costillas "le sobra peso"

En la charla a los padres de Andorra, que se lo pasaron bomba, insistí repetidamente en la frase lapidaria que anuncia esta entrada. creo que ya la he comentado una vez pero no me importa repetirla. la debí decir con un tono tan enfático y sobrecogedor que a algunos padres les debió impactar mucho. Además, repetí hasta la saciedad que el trabajo de los padres es de restaurante: comprar la comida, cocinarla y el cliente (oséase, el vástago) se ha de comer lo que quiera....¡lo que quieraaaaa! no lo que quieran los padres. De ahí la famosa frase de mi niño no me come.

Pues bien, unos días depues vinieron un padres andorranos simpatiquísmos (amigos como no de Sir Xavier Sabat, el terremoto de Andorra) como primera visita. La entrevista fué hilarante porque el motivo de la visita es que las niñas no comían; como habían asistido a la charla me dijeron con mucha gracia "la verdad es que veníamos porque las niñas no comen pero después de lo que dijo allí ya sólo venimos a que les haga un chequeo". Efectivamente la niñas estaban estupendas notándose, aparentemente, todo el rosario de costllas y vértebras, paletillas y piernas y brazos flacuchos. Por lo demás, una energía inacabable.

No me canso de decir a las abuelas que se fijen en los atletas que hacen carreras de longitud. Contra más resistencia tienen más delgados están. Los que hacen 100 metros libres están "cachas" pero a los que hacen la maratón les darías una propineja para que se compraran un "bocata". La verdad es que dan un poco de pena por su aspecto pero en cambio son capaces de cascarse 42 kilómetros entre 2 y 3 horas. A más delgadez más resistencia. Los niños movidos y ágiles son delgados. Que les dure...

miércoles, 6 de junio de 2007

Engordar o adelgazar ¿That is the question?

Cada martes por la mañana, cuando llego al hospital puntualmente a las 7:45, tengo sesión de pesaje. Las dos maravillosas enfermeras (ya hablé de ellas anteriormente) y yo nos pesamos después de sacarnos llaves, móviles, carteras, monedas y otros artilugios. La ropa no nos la quitamos. Aquí "no hay tomate". Una de ellas, nos hunde en la miseria. Hoy es su cumpleaños y por ello quiero felicitarla (feliz, feliz en tu día...... ). Siempre "luce esplendorosa" como decían en las series antiguas de TV. Nunca sube ni baja de peso. Siempre con sus manzanitas (fruta, no piensen mal) arriba y abajo. La otra enfermera, maravillosa también, ya oscila un poco más pero se mantiene bien. Las dos son como dos castañuelas. Vean, vean como me hacer reír.

Yo casi siempre me pongo de mala uva, parezco el Dragón Kan-subo y bajo a unas velocidades de vértigo. Lo malo, como siempre, es que subir cuesta poco (¡qué curioso es al revés que andar!) y bajar, tras ímprobos esfuerzas logras perder unos gramos. En las ITV´s que me hago mi médico personal (soy muy importante) comenta: "hace unos años conocí a un señor-refiriéndose a mí- que pesaba X kilos (unos 10 menos que ahora)". La verdad es que con toda humildad tengo que recurrir a la estupenda frase: "es que no no estoy en el peso ideal, estoy en el peso cómodo" para salirme por la tangente.

En mis charlas siempre explico que los términos engordar y adelgazar los empleamos habitualmente mal. Los niños y jóvenes no hacen más que oír desde su "tierna infancia" estas palabras encajadas en sus respectivas frases: ENGORDADO/ADELGAZADO. Y no es verdad; subimos o bajamos de peso y si nos pasamos mucho engordamos o adelgazamos. Si estas dos palabras estuvieran limitadas probablemente mejoraría mucho la auto-estima de mucha gente.

martes, 29 de mayo de 2007

Ese niño es un piltrafilla; se le notan las costillas y sus piernas son como palillos

A los papás y abuelos les gusta que el bebé esté redondito y se le noten los pliegues regordetes. Eso parece satisfacer a toda la familia, pues lo pueden mostrar orgullosos a sus familiares, conocidos y desconocidos en tiendas o supermercados.
Si nos fijamos bien en el aspecto del recién nacido parece un monstruito. ¡Está usted loco, doctor! -pensarán. No, no estoy loco y además estoy bien sereno. ¿Por qué digo esto? Simplemente, porque es la pura verdad. Aparte de ser cabezón (la cabeza es más grande que el tórax) y barrigudo (técnicamente denominado vientre en batracio), el neonato carece de cuello y tiene las piernas torcidas como los forajidos del Oeste. De tanto mirarlos acaban encandilándonos, pero lo cierto es que son un poquitín raros.
Bien, con el paso del tiempo este ser orondo y regordete se va estilizando. La cabeza parece
disminuir, el cuello se alarga y las piernas de jinete adquieren un aspecto de X. A partir de los 5 y 6 años, el aspecto físico del pequeño se asemeja más al del adulto, aunque en miniatura. Pero ahora surge el GRAN PROBLEMA: el "bebé bola" ha pasado a convertirse en un sujeto que, a pesar de tener el peso adecuado, parece totalmente escuchimizado. Las abuelas alarmadas claman: "mira que delgado está; se le notan todas las costillas; parece de Biafra" y "esas piernas,... ¡palillos es lo que tiene!" Los papás modernos resisten los embates de la presión familiar, porque saben que la obesidad no es buena y ven a su hijo sano, ágil y veloz. Pero muchas veces tanto "bombardeo" hace mella en ellos. En la consulta, expresan su preocupación por la delgadez de su hijo. Yo les enseño las gráficas de peso/talla para demostrarles que el niño está perfectamente proporcionado. Sin embargo, cuando viene algún acompañante "moscón", éste apostilla: "usted dirá lo que quiera, pero este niño está delgado". Me armo de valor y le digo a modo de reflexión: "estoy convencido de que a un adulto perfecto de peso y talla usted más bien lo describiría como persona delgada" Y creo que acierto cuando les digo esto. En cambio yo soy -tal y como me he descrito en una entrada anterior- culibajo y paticorto, y estas características físicas no se contemplan en los cánones de belleza masculina.
No olviden esta frase: "Si a un niño no se le notan las costillas, significa que tiene sobrepeso". Es más, repítansela a todos sus parientes y amigos hasta la saciedad.