En estos momentos estoy poco animado a expresar mis sentimientos pero no quiero dejar pasar ni un minuto más sin despedirme de él. Lo ha hecho de forma abrupta por un raro y fulminante cáncer. A algunos nos ha cogido de sorpresa, no lo sabíamos.
Hablar de Josep requeriría mucho espacio por su buen hacer como persona y como profesional. Yo he tenido la suerte de recorrer con él una parte de su vida y comprobar la firmeza de sus convicciones, su capacidad de organización, su maestría en la enseñanza, su habilidad en el diálogo, su sensatez ante los conflictos, su animosidad ante las adversidades y los buenos recuerdos que dejaba allí por donde pasaba. Varias personas han manifestado su admiración por él en los medios. Yo les sugiero, aunque esté en catalán, que vean el comentario del diario con el que colaboraba semanalmente. También pueden leer los obituarios de pediatras y psiquiatras compañeros suyos.
Desde aquí quiero acompañar a su familia y a sus amigos.
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