- Cansancio.
- Hiperactividad.
- Dolor de cabeza.
- Falta de concentración.
- Irritación de garganta si se ronca o habla dormido.
- Somnolencia.
Lo malo es que los niños que no duermen bien tienden a ser adolescentes problemáticos y también serán insomnes cuando sean adultos. Sin embargo, los padres pueden favorecer una calidad mayor del sueño de sus hijos lo que redundará en su salud, física y mental. Las recomendaciones son bien simples... sólo requiere aplicarlas con constancia:
- Procurar que se acueste y se levante siempre a la misma hora.
- En el dormitorio no debe haber televisión ni aparatos electrónicos; habrá otro lugar asignado para su uso.
- No llevarlo a la cama después de hacer ejercicio; la energía a tope impide conciliar el sueño.
- No dormir con el estómago vacío, pero tampoco lleno; debe cenar unas dos horas antes de acostarse.
- El dormitorio debe tener buena ventilación.
- Disminuir el ruido ambiental excesivo (televisión, por ejemplo) cuando se haya acostado.
- El colchón no debe ser ni duro ni blando.
- Evitar café, te negro y refrescos de cola antes de dormir, ya que la cafeína que contienen impide dormir.
- Los pequeños no deben ver películas de suspense, terror o noticias violentas ya que alteran el estado emocional.
- Siempre que sea posible se le ha de acompañar y aprovechar ese momento para mantener una comunicación relajada y tranquila por medio de un cuento o hablando de sus cosas. Es un momento óptimo para saber cómo va en el cole o las preocupaciones que tiene.
- Nunca hay administrar sustancias que induzcan a la relajación o el sueño aunque sean consideradas "naturales" o inocuas. Si un niño tiene insomnio debería acudir al pediatra.
2 comentarios:
Y sobre todo, tener corazón, cabeza y tripas y jamás dejar a un niño llorando aterrorizado en su cuarto, a oscuras y con la puerta cerrada.
Muy de acuerdo con el punto 10. Mis hijos siempre me cuentan algo interesante de la escuela cuando ya estan en la cama y les doy un beso de buenas noches.
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