viernes, 28 de octubre de 2011

En casa, dos alarmas para cada niño

Una de ellas marcará la hora de ir a dormir y, la otra, la de levantarse por la mañana para acostumbrar al cuerpo  a acostarse y despertarse a las mismas horas.

Hay una frase que se está haciendo famosa: “los escolares están en el colegio por la mañana, mientras sus cerebros siguen descansando en la almohada de sus casas por falta de horas de sueño”. Durante el sueño se reponen energías, se genera gran cantidad de hormonas indispensables para el organismo y se revitalizan los procesos relacionados con inteligencia y memoria, de manera que quitarle horas puede afectar a cualquiera, sobre todo a un niño. Dos estudios recientes han comprobado que los niños, incluso los más pequeños, duermen menos tiempo del necesario para mantener un buen desarrollo psíquico y físico. Los niños cansados tienen bajas calificaciones, están torpes en los juegos y en los deportes y, también, tienen más problemas emocionales que los que duermen bien. Por tanto, dormir poco o tener sueño interrumpido, por cualquier causa, afecta las capacidades de aprendizaje, concentración y memoria, el carácter se vuelve irritable, y el sistema inmunológico se debilita, lo que puede propiciar que el afectado sea más vulnerable a padecer infecciones.

Desgraciadamente, muchos padres no son conscientes de la magnitud del problema y todavía permiten unos horarios muy tardíos para que vayan a la cama. Algunos lo hacen para ver su programa de televisión preferido (¡escogido por los hijos!) y otros para estar conectados a la red con sus amigos. Si va dormir tarde es imposible que el niño rinda en la escuela y, además, puede manifestar síntomas como: cansancio, hiperactividad, dolor de cabeza, falta de concentración, irritación de garganta si ronca y somnolencia.

Para conseguir un sueño reparador es necesario que se los niños se acuesten y se levanten siempre a la misma hora, el dormitorio – en silencio- ha de estar bien ventilado y fresco sin aparatos electrónicos (televisión, radio o videoconsola) y el colchón ni duro ni blando pero que se adapte a su cuerpo y le permita transpirar. Nunca se le debe permitir ver películas de terror o de suspense y es conveniente dejar pasar entre una y dos horas entre la cena y la hora de ir a la cama.

Siempre que sea posible, los últimos momentos del día deber ser tranquilos y lograr una breve de comunicación agradable antes de separarse de él antes de que se duerma solo.

3 comentarios:

Cristina Magriñá dijo...

Muy cierto. Cada vez hay más familias que abusan de las horas de televisión y no siguen unas pautas que marquen la vida del niño, lo cual es siempre un desacierto.

De hecho hay muchos niños que con un mínimo cambio de horario en su rutina de llegar a casa, merendar, hacer los deberes, ducha, cenar y dormir ya presentan síntomas de desajuste como tics, sonambulismo u otros. Es importante respetar estas pautas para que crezcan sanos física y mentalmente.

Anónimo dijo...

La Generalitat ha colocado en casa de todos los niños y adolescentes a partir de 1º de ESO, a la tierna edad de 11-12 años, el fabuloso mundo de internet en un portátil pequeñito con wifi que pueden abrir en cualquier sitio y esconder de sus padres, y que necesitan para estudiar y hacer deberes, no sirve de nada que los padres quieran controlar las horas que pasan delante de un ordenador. Muchos chicos van a clase con unas ojeras como plazas de toros. Si hacemos un estudio sobre cuantos chavales son adictos a internet en Cataluña tendríamos escalofríos. Hay chicos que si no tienen abierto el portátil les dan sudores fríos, y ya no sirve decir que los padres no los controlan, porque ya estamos hablando de una adicción que sólo puede solucionar un profesional. He podido ver en un avión para un viaje de intercambio escolar como un chico tenía una agria discusión con las azafatas porque le obligaban a apagar el netbook para iniciar el despegue, MALDITA COMPETENCIA TIC. Ojalá Maragall y Gabilondo compartan la misma caldera en el infierno porque el daño que han hecho a una generación es irreparable.

Javier Garcia dijo...

En casa nosotros hemos acostumbrado a nuestros hijos a dormirse a una hora específica,por que al día siguiente van a la escuela.

Más sin embargo, en tiempo de vacaciones es cuando más batallamos, por que la hora de dormir y de despertarse cambia ya que no tienen obligaciones, a la hora de regresar a clases batallamos en volver a tomar la rutina.

Muy buen artículo Dr.
Saludos desde México