Harrods tuvo sus orígenes en el East End de Londres al comienzo del reinado de la reina Victoria. En 1835, Charles Henry Harrod, un marcader de tés y mayorista de ultramarinos estableció la tienda en la acera de enfrente de su casa, en Stepney. Harrod, preocupado por la epidemia de cólera que estaba azotando Londes, conoció a un comerciante que quería librarse del alquiler de un almacén de ultramarinos en Knightsbridge, por lo que la tienda fue trasladada en 1849 a lo que entonces era la semi-rural Brompton Road.
A medida que Knightsbridge crecía Harrods creció con él y la tienda adquirió varios edificios contiguos. Un par de años más tarde, la Exposición Universal celebrada en Londres hizo que Knightsbridge se volviese un barrio chic, al tiempo que multiplicaría los clientes de Harrods, hasta el punto de que en 1861, su hijo Charles, quien seguiría con el negocio de su padre, reconstruiría la tienda para dar servicio a su cada vez mayor clientela. El 6 de diciembre de 1883, tras un gran incendio que afectó a la tienda, Charles anunció a sus clientes que, por ese desastre, sus pedidos tendrían ¡uno o dos días de retraso!, cuando éstos ya daban por perdido el pedido; se dice que aquí estuvo la clave del éxito de Harrods: un servicio al cliente sin igual, lo que marcaría la diferencia entre Harrods y todos lo demás.
El multimillonario de origen egipcio Mohamed Al Fayed los vendió a la familia real qatarí este año 2010.
Mike Jeffries es un fenómeno social que ha logrado convertir una compañía moribunda en otra que factura millones de euros. Tengo todavía en mi poder, y mi mujer también, ropa comprada en Abercrombie&Fitch (A&F) cuando ya estaba totalmente desacreditada. Había una tienda en la Trump Tower -y,en otro piso la de Loewe- que cerraron hace hace ya años ¿se imaginan?. Ahora tiene una tienda espectacular en la Quinta Avenida y otra en Burlington Gardens -se entra fácil por Vigo Street- de Londres. A&F, fundada en 1892, hizo supensión de pagos y la compró Limited Brands en 1988 que a su vez fichó a Mr. Jeffries que renovó su estilo a base de juventud, sexo y música. Sus tiendas deslumbran por la juventud, la vestimenta de sus vendedores y la música disco ensordecedora. Tanto ellas como ellos son muy amables y hacen un papel de jovencitas/os con minifalda -¿Lolitas de Nabokov?- y musculitos que atraen tanto a hijos como padres. La imagen sexual es contradictoria sin ser ofensiva para nadie. Ayer di una corta vuelta por ella y no me sorprende su éxito por la "revolución" que supone; sin embargo, da la impresión de que durará lo que dure el rebufo de esta estrategia de ventas.
Para que los papás estén enterados otra estrella está causando furor: ALLSAINTS SPITALFIELDS, una tienda asombrosa por su decoración llena de máquinas de coser y la antítesis de A&F.
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