Uno de cada diez accidentes mortales en niños es por ahogamiento, y de éstos el 70% se producen en piscinas privadas que carecen de las debidas medidas de seguridad. El incremento en verano de los accidentes, en la mayoría debido a imprudencias o descuidos por parte de los cuidadores y los niños se podría como una "enfermedad medioambiental porque los niños no están debidamente protegidos", que supone la primera causa de muerte en la población entre 0 y 19 años, y que engloba desde la siniestralidad en carreteras, ahogamientos, intoxicaciones y caídas aunque en realidad casi sería un "maltrato por omisión".
Las lesiones (mal llamados accidentes) se han convertido en la primera causa de mortalidad infantil en Europa, por encima del año de vida, superior a la ocasionada por cáncer o enfermedades respiratorias. Además, estas lesiones generan importantes secuelas, hasta el 25% de los niños y adolescentes ingresados por accidentes tendrán consecuencias importantes a nivel del sistema nervioso central.
Sólo se pueden prevenir luchando en tres flancos: educación, ingeniería (vallas, alarmas, etc.) y legislación (escasa en España) para frenar los accidentes. Entre las actividades de riesgo, sobre todo en la etapa estival, en niños mayores y adolescentes, el uso de toboganes (20% accidentes) y los saltos al borde de la piscina (15%); así como los nuevos deportes, sobre todo los acuáticos (windsurfing, motos acuáticas, piraguas, neumáticos, o el buceo en menores.
Por lo que oí hace un par de días en un telediario ya han muerto 41 personas ahogadas en lo que va en este mes de julio. ¡Soberbio!.
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