miércoles, 2 de junio de 2010

La entereza de Wallace Hartley y sus compañeros

El 14 de abril de 1912, el Titanic con 3200 pasajeros se hundió al chocar con un iceberg en el viaje inaugural de Southampton a Nueva York. Un personaje cuyo nombre pocos conocen demostró un valor y una entereza que, sinceramente, me admira hasta el extremo que pudiera hacer algo así. De 33 años y recogiendo dinero para casarse, se embarcó con siete miembros que formaban una orquesta de la que se separaban en dos o más grupos para entretener a los ricos que iban en el barco.

Wallace, con los otros 7 componentes se reunieron, tras confirmarse que se hundía el barco "insumergible", para animar a la gente interpretaban alegres valses y polkas mientras los más afortunados subían a lo botes salvavidas. Durante el hundimiento, los ocho miembros de la banda, dirigidos por Wallace Hartley, se situaron en el salón de primera clase en un intento por hacer que los pasajeros no perdieran la calma ni la esperanza. Más tarde continuaron tocando en la parte de popa de la cubierta de botes. La banda no dejó de tocar incluso cuando ya era seguro que el buque se hundiría. Cuando el agua les llegaba a las rodillas pasaron a himnos religiosos como despedida y la última canción fue el himno " "Nearer, my God, to Thee"". A las 2. 38 de la mañana fueron engullidos en el océano.

Conocemos al valeroso director de esa orquesta, Wallace Harley, que ha recibido todos los honores y acaba de entrar en el Diccionario Biográfico de Oxford pero ¿quienes eran los otros que iban con él y le siguieron hasta morir ahogados cumpliendo su función en el barco con tanto valor y entereza?

Por cierto, la película Titanic (1953) es muy superior a la de Cameron, salvando las distancias del tiempo y coste económico.

2 comentarios:

Martí Pachamé dijo...

Te paso la lista completa de músicos de la banda. Sobre el Titanic hay una web excelente que te paso con el enlace:
http://www.titanic-titanic.com/titanic_band.shtml

Como verás hay incluso una placa dedicada a su bravura por mantener la calma e infundir tranquilidad al resto del pasaje.

Dr. Santi dijo...

Muchas gracias Martí. Realmente es una historia que me pone la piel de "gallina" cuando la leo. El enlace es magnífico.