jueves, 26 de marzo de 2009

No hay manera

El sábado14 de marzo de 2009 salía publicado en la sección Estar Bien de El País-Salud un reportaje titulado "Niños mayores que mojan la cama" realizado por Mónica L. Ferrado. Un tiempo antes me había entrevistado pero ya no lo recordaba. La verdad es que está muy bien escrito y expone uno de mis grandes anhelos; encontrar a gente de cierta relevancia social para escribir un libro titulado Yo también mojaba la cama. El lunes siguiente a la publicación del artículo me llamó al hospital desde Madrid un señor ofreciéndose voluntario para ser entrevistado para el libro. Mi sorpresa fue mayúscula porque no sabía nada de la publicación del artículo.

Don Pepe Carretero, artista pintor, tuvo la santa amabilidad de buscar el teléfono de mi hospital y llamarme. Llevo años en programas de radio, televisión y prensa escrita implorando para encontrar voluntarios para que "salgan del armario", es decir, que fueron enuréticos y lo pasaron mal. Fracaso total; pero no cejaré hasta que me queden fuerzas para escribirlo y ayudar a los 350.000 niños mayores de 5 años y 250.000 adultos que sufren cada noche esta preocupación en España.

Quiero dar las gracias a Pepe Carretero, estoy en deuda con él. Si pulsan aquí entrarán en su blog y me he permitido, sin su permiso, reproducir uno de sus cuadros. Estoy convencido de que no se enfadará conmigo.

1 comentario:

PRIMA EVA dijo...

Uno de mis hijos mojó la cama hasta bien entrado en la pre adolescencia (11, 12 años).Fue una experiencia difícil y una etapa que, afortunadamente, de repente se acabó. Durante aquellos años, después de intentar varios métodos, al final decidí no hacer absolutamente nada y confiar en que la señora de la limpieza no se rebelase por tener que lavar pijama, sábanas y edredón cada día, y sacar el colchón al sol.
Quisiera dar un mensaje de ánimo a los padres que se enfrentan a la enuresis de sus hijos: con la enuresis, el daño era casi diario. Cuando se supera la enuresis aparecen las poluciones nocturnas, que se dan sólo de vez en cuando. Algo es algo, que dice un calvo.