lunes, 22 de diciembre de 2008

Médicos competentes pero intimidatorios

Todos tenemos una forma peculiar y propia para relacionarnos con los demás. Entrevistarse con una persona ha llegado a ser una técnica sobre la que se han escrito infinidad de libros; es la llamada comunicación eficaz. Algunas personas necesitan para manejar sus vidas no un psiquiatra sino un coach, psicólogo o entrenador. Muchos, sin embargo, no necesitan nada.

En la entrevista médica pueden darse tres supuestos:
a) médico prepotente/intimidatorio y paciente normal
b) médico educado y paciente también
c) medico normal y paciente prepotente

En mi caso tengo la suerte de estar en grupo b) aunque alguno cae del grupo c) pero cabo de tener una desagradable experiencia con un especialista de garganta, nariz y oído con un paciente mío. Éste había tenido varias otitis y en el último episodio empezó a tener la parte posterior del pabellón auricular enrojecida y poniéndose la oreja en forma de soplillo. Este diagnóstico es seguro: mastoiditis. Es una infección localizada en la zona del hueso donde se aloja el oído medio que actualmente sólo se trata con antibióticos y raramente debe operarse. Pues bien, mi paciente acudió a un renombrado especialista quien, aparte de ponerle un tratamiento correcto, amedrentó a la familia al mentar la gravedad de la infección. Justo en ese tiempo el niño tuvo una estomatitis, infección vírica, febril y molesta de la mucosa de la boca añadiendo síntomas aparentemente ligados a la mastoiditis. El ORL pidió un TAC urgente y rápidamente intervino al paciente de los dos lados cuando en realidad sólo había uno afectado.

Lo que más me molesta son las frases que usan algunos cirujanos cuando salen del quirófano: "Ha ido muy bien" -pero luego el paciente fallecerá. "Suerte que lo he operado a tiempo sino no sé lo que hubiera pasado". En el caso que me ocupa que en resumen ha sido una mastoiditis simple como muchísimas de las que vemos en el hospital el comentario del cirujano fue: "Ni en la época de mi padre -afamado ORL infantil- habíamos visto un caso igual" (de grave, se supone).

Exagerar para luego "quedar bien" es una táctica todavía muy utilizada para hacerse notar. Un conocido pediatra, ya retirado, cimentó su fama en frases lapidarias como esta: "Suerte que me ha traído al niño lo curaré de un principio de meningitis".

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