miércoles, 30 de enero de 2008

El pardillo de mi hijo, desde China

Me ha llegado un escrito con unas fotos muy bonitas en un archivo Powerpoint: no puedo reproducirlo por razones técnicas. Son de los que van dando vueltas por internet. Pero si puedo pegar el texto; es muy bonito. Se lo envié a mi hijo que trabaja en Shentzen (China) -olé por él, porque es muy duro vivir en una cultura tan distinta- para que dentro de unos años se acuerde de mí. En pocos añitos empezaré lentamente a estar gagá perdido. La nota dice:

"Querido hijo: El día que me veas mayor y ya no sea yo, ten paciencia e intenta entenderme. Cuando, comiendo, me ensucie; cuando no pueda vestirme: ten paciencia. Recuerda las horas que pasé enseñándotelo.
Si, cuando hablo contigo, repito las mismas cosas, mil y una veces, no me interrumpas y escúchame.
Cuando eras pequeño, a la hora de dormir, te tuve que explicar mil y una veces el mismo cuento hasta que te entraba el sueño.
No me avergüences cuando no quiera ducharme, ni me riñas. Recuerda cuando tenía que perseguirte y las mil excusas que inventaba para que quisieras bañarte.
Cuando veas mi ignorancia sobre las nuevas tecnologías, te pido que me des el tiempo necesario y no me mires con tu sonrisa burlona...
Te enseñé a hacer tantas cosas... Comer bien, vestirte... Y cómo afrontar la vida. Muchas cosas son producto del esfuerzo y la perseverancia de los dos.
Cuando en algún momento pierda la memoria o el hilo de nuestra conversación, dame el tiempo necesario para recordar. Y si no puedo hacerlo, no te pongas nervioso, seguramente lo más importante no era mi conversación, y lo único que quería era estar contigo y que me escucharas.
Si alguna vez no quiero comer, no me obligues. Conozco bien cuándo lo necesito y cuándo no.
Cuando mis piernas cansadas no me dejen caminar... dame tu mano amiga de la misma manera en que yo lo hice cuando tú diste tus primeros pasos.
Y cuando algún día te diga que ya no quiero vivir, que quiero morir, no te enfades. Algún día entenderás que esto no tiene nada que ver contigo, ni con tu amor, ni con el mío.
Intenta entender que a mi edad ya no se vive, sino que se sobrevive.
Algún día descubrirás que, pese a mis errores, siempre quise lo mejor para ti y que intenté preparar el camino que tú debías hacer.
No debes sentirte triste, enfadado o impotente por verme de esta manera. Debes estar a mi lado, intenta comprenderme y ayúdarme como yo lo hice cuando tú empezaste a vivir.
Ahora te toca a ti acompañarme en mi duro caminar. Ayúdame a acabar mi camino, con amor y paciencia. Yo te pagaré con una sonrisa y con el inmenso amor que siempre te he tenido.
Te quiero hijo".


Mi hijo, el muy pardillo, me ha contestado de una forma que hará las delicias de un polémico lector de nombre religioso: "Papá, qué prefieres: que te cuide yo o esta enfermera de la Cruz Roja".

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Viejitoo!!..jaja
(sin insultar, un justo saludo para este post)

La primera vez que leí esa carta a un hijo me emocioné muchisimno y creo que tu hijo, apesar de su respuesta, tambien lo ha echo...

Muy lindas palabras.

un saludo grande!!
Beso
JORGELINA

Cristina dijo...

jajajaja
¡Menudo está hecho!
¡Chico listo y con sentido del humor!

Estoy de acuerdo con Jorgelina: a pesar de su respuesta, la carta le habrá tocado su corazoncito. Nos duele pensar que el tiempo pasa y nuestros padres se hacen viejecitos.
Momentos difíciles de afrontar...

¡Saludos, doctor!

h dijo...

dr Santi, me has hecho llorar

Anónimo dijo...

A mí también me ha hecho llorar, sobretodo porque me hace recordar el duro despertar de mi madre después de 1 mes de coma, no podía comer sola, no podía ducharse sola...fue volver a nacer, duro, muy duro. Ahora está bien, se vale por si misma, aunque está como una adolescente y se ha de estar pendiente. A veces pierdo la paciencia!Tiene tanta razón este escrito! Porque sé que ella lo dio todo por nosotros.Se lo debo.
Que duro es hacerse mayor!

Anónimo dijo...

Hola Doctor,
en efecto, las últimas/nuevas generaciones en lugar de dar la sensación de paternidad transmiten un sentimiento de parasitosis. Como agentes infecciosos, se cuelan en nuestras vidas, crecen succionando la sangre a modo de rampantes plasmodios y si se les permite, se reproducen en el hogar paterno y te dejan la prole instalada en los glóbulos rojos. También son víctimas de una demencia senil precoz, que les hace olvidar aquellos episodios que nos les son rentables o ventajosos para sus fines epizoarios.
Ya lo decía el refrán, "cría cuervos y tendrás...muchos". Asistimos a una plaga de hijos chupópteros, gorrones, sablistas, guagüeros, abusones y sopistas.
En cuanto al guiño de su vástago con vocación de Chu-Leen o Fumanchú, diría que con su comentario la ha guiñado. Y lo ha hecho por varios motivos. El primero es que intenta eludir su responsabilidad colocándole un anzuelo apetecible, de plástico, pero atrayente, como la inocente lamparita que les cuelga del cogote a los terroríficos peces abisales. El segundo, es que no ha contado con que usted tenga una esposa u otros hijos que en el futuro estén dispuestos a cuidarle (un lapsus interesante para analizar). Y el tercero es que la jovencita que aparece en la imagen no trabaja en la Cruz Roja, ni pertenece a ninguna ONG ni tiene pinta de que se dedique a los cuidados seniles.
¡Hijo shentzenés, no metas a la bella pava en casa paterna, que te puede levantar el grano! Cuidado con las ofertas, a ver si te vas a dejar engañar como... a un chino. Estos chicos de ahora son como para coger la escopeta y liarse a tiros, como diría aquel presentador que piropeaba a la Maura con "¿Qué hace una chica como tu en un sitio como este?

Cristina dijo...

¡Jajaja!! Me quito el sombrero, señor fray. ¡Hoy ha estado usted soberbio!!: Con gran acierto, destreza y humor, ha recogido en un parrafito de nada las tendencias y vocaciones de nuestros más queridos jóvenes. ¡Mis hijos ya empiezan a mostrar algunos de los síntomas que usted describe! jeje
Saludos :)

alfredo vazquez dijo...

La respuesta de tu hijo es la mejor para una carta patética.
¿Realmente alguno de nosotros pediría a sus hijos que hipotecara su vida familiar y la de sus nietos por cuidarnos cuando seamos viejos?
¿Que dejara su trabajo y familia por cuidarnos?
Un padre que ha educado bien no ha de pedir nada a su hijo. El sabrá estar ahí, en la medida de los valores en que lo hemos educado. No por cuidarle en casa va ha ser mejor hijo que si lo tiene en una residencia.....
También he de añadir que nuestra generación (años 60) es la primera en España que ha de cuidar a niños pequeños a la vez que padres mayores....una carga añadida más en la mayoría de los casos para las mujeres y nadie lo tiene en cuenta.
Y ahora lee la carita otra vez.

alfredo vazquez dijo...

Ha me olvidaba, enhorabuena por tu blog, me parece enriquecedor e irónico, y desprende entusiasmo. Lo he añadido en el Blog del AMPADM Shttp://ampadms.blogspot.com/ pues creo es cercano y valioso para las familias.