Usted ha comprado entradas para un concierto. Cuando llega el día está enferm@ pero a pesar de no encontrarse bien decide ir para no "perder su dinero". Según Angel Alegre, editor del blog Vivir al Máximo, sería un ejemplo de la llamada ‘falacia del costo hundido’ (sunk cost fallacy), ‘falacia de las pérdidas imborrables’ o ‘falacia del costo irrecuperable’, un sesgo cognitivo que tenemos todos los seres humanos y que a veces nos hace tomar decisiones que no nos convienen. Eso sería tirar el dinero a la basura.
En la consulta estoy asistiendo, como espectador de la película de la vida, a un doble problema de los padres en relación con su matrimonio. Unos, continúan con los costos hundidos, siguen con su matrimonio inestable, por "todo lo que hay detrás" o "por todo lo que han hecho juntos" o, también, por sus inversiones económicas conjuntas. Otros, en cambio, se deciden por la separación. Lo que me ha llamado la atención es que "matrimonios de toda la vida" han decidido separarse cuando este hecho parecía impensable. Y va a más. Según una noticia publicada en La Vanguardia el número de divorcios de personas mayores de 60 años ha pasado de 3.636 en el 2005 a 9.541 en el 2015. Es decir, en diez años han aumentado un 162%.
El comportamiento humano está mucho más influenciado por tratar de evadir la pérdida que por la promesa de una ganancia futura. Todo ello tiene relación con el refrán "más vale malo conocido que bueno por conocer".
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