Si hay una cosa que se puede decir de los adolescentes, es que saben como nadie tocar los que no suena de sus padres. Instintivamente están dotados de un arsenal variadísimo de herramientas, tretas y artimañas para conseguir lo que quieren, evitar o meterse en problemas y hacer que los progenitores exploten enfadados o se acoquinen de pavor. La adolescencia es un período de desafío por igual entre padres e hijos en el que se pasan periodos de guerra y otros de paz más o menos ondulantes. Un listo adolescente me dijo delante de sus quejumbrosos padres: "es que mi obligación es protestar" -y, tenía toda la razón. La manipulación obedece a una serie de razones: como pedir amor, atención, cubrirse las espaldas, sentirse poderosos y saber cómo responden sus padres frente a la transgresión de límites.
Como la mayoría son más listos que el hambre, consiguen que los padres caigan en sus "trampas" porque éstos, inocentones, refuerzan el comportamiento no deseado de su hijo. Según el psicólogo Joshua Klapow emplean las siguientes:
- Disco rayado: consiste en repetir constantemente: ¿Puedo? ¿Puedo? ¿Puedo? ¿Puedo? La solución es responder como otro disco rayado: "antes hay que hacer... (los deberes, poner la mesa, hacer la cama, etc.)
- Mentiras. Todos decimos alguna mentira piadosa o por omisión y ellos no son menos. Los padres deben "captar" si su hijo/a va creciendo en la mentira continua ya que cada vez son más sofisticadas con explicaciones convincentes. Desde pequeños se les debe inculcar que la mentira es inaceptable e incluso podría ser delito según la edad. Manténganse atentos en saber adonde va y con quien llamando a los padres de compañeros.
- Protestas y cabreos (equivalente de rabietas en niños pequeños): A veces la actitud es brusca con portazos o puñetazos en la mesa. No hay que caer en la tentación de empezar un combate a ver quién puede más ni sobornarlo ("si te portas bien..."). La retirada temporal de sus aparatos electrónicos, TV, juegos de vídeo o el tiempo con los amigos suele ser suficiente. la retirada del móvil puede "provocarles un colapso duradero".
- Chantaje emocional: "no soy feliz porque no tengo..." en tono lastimero trastoca a los padres blandengues. La función de los padres no es hacerles felices en ese momento con cosas materiales sino prepararles para el futuro.Con el tiempo se consigue el equilibrio.
- Desconexión: actitud muy habitual en la que de una persona afable se convierte en un ser mudo, hosco y poco hablador. Como en el teléfono, si el adolescente "comunica" no se puede hablar con él. Es mejor esperar a momentos tranquilos para dialogar y establecer las pautas de convivencia y de horarios.
Aunque parezca un poco exagerado los padres se han de convertir en detectives: ¿dice la verdad?, ¿es cierto lo que afirma? En muchas ocasiones el adolescente tiene toda la razón y muchos padres, educados con excesiva rigidez, no saben adaptarse a "los tiempos que corren". No todo en el adolescente es manipulación; lo que ocurre es que rema desordenadamente y los padres ,como el timonel de las embarcaciones, deben intentar coordinar las paladas y mantener el rumbo. La coherencia de ambos padres suele marcar, con el tiempo, la diferencia entre el éxito y el fracaso.
Seguramente, mañana y pasado seguré hablando dede adolescentes y les pediré un favor.
Seguramente, mañana y pasado seguré hablando dede adolescentes y les pediré un favor.
2 comentarios:
Para que los adolescentes no hagan todo ello, somos los padres los que debemos evitar enseñarles a hacerlo, no haciéndolo nosotros.
Muchos padres mienten, desconectan y pierden los nervios de manera considerable cuando sus hijos son aún pequeños y hasta que son mayores...
Si les damos herramientas equivocadas y luego ellos las adoptan, no podremos quejarnos.
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