San Valentín, ¡qué popular eres! Y eso que tú no hiciste nada para montar este "festival" al rebufo de las segundas, terceras y cuartas rebajas de este año. La mayoría de la gente ni sabe porqué, querido santo, eres el patrón de los enamorados y hasta en algunas escuelas el tema del día de San Valentín sirve de escenario para el aprendizaje de palabras características de esta celebración (amor, cupido, arco, flecha,...) con actividades animadas con gráficos y sonidos para así motivar mejor a los alumnos. En un paseo por Google leo: Compre millones de productos para el día de San Valentín. ¡Ooolé!
Cupido es tu gran enemigo. No celebramos el día de Cupido, dios del amor en la mitología romana, aunque equivale al Eros de la mitología griega. Seguro que Eros ya les suena algo más. Hablamos, fabricamos y compramos productos "eróticos" pero no "cupidóticos". En realidad significan "el deseo". En mi cole me tenía que confesar cuando había pecado de concupiscencia o su equivalente, a saber: lascivia, voluptuosidad, sensualidad, impudicia u obscenidad.
A Cupido se le atribuye ser "el liante más grande de la tierra" en amores y pasiones entre los mortales ya que al ser hijo de los dioses de la guerra y del amor, por una extraña combinación genética todavía no descubierta por la ciencia, resulta ser el dios de los enamorados. A este "pardillo" se le representa disparando con los ojos cubiertos por una venda, significando lo alejado del razonamiento que se encuentra el amor. Nada más cierto, el enamoramiento un estado -trastorno- mental alterado y transitorio que altera el pensamiento; "ves ideal" a la otra persona cuando en realidad es un petardo.
PS. San Valentín se enfadará conmigo porque no he hablado de él a pesar de ser un promotor de ventas nato.
1 comentario:
A mí, de lo San Valentín me repatea. Hay varios santas y santas que son bastante tonto/a/s, pero éste es tonto del bote.
Sólo hay un Valentín que valga: el que aguanta día tras día las chorradas de su pareja, las manias, los malos humores, las genialidades, los actos de buena y de mala fe, y la cruz de los hijos. Lo demás son inventos para vender cosas.
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