sábado, 13 de septiembre de 2008

Telecinco y los "Latch Key Kid"

Veo Telecinco los días que hay carreras de Fórmula 1. Reconozco que lo hacen francamente bien y hoy me toca verla. El Sr. Lobato le pone ganas y se nota. El día de la fiesta nacional de Catalunya por la tarde, estaba escribiendo y, zapeando, me topé con las imágenes de dos señoras gritando como locas. Una de ellas era la señora Pilar Rahola; ignoraba quién era la otra. Me llamaron tanto la atención los chillidos que, buscando, me enteré de que pertenecían al programa La Noria. Estaban entrevistando a la novia del que dejó en coma al Profesor Neira. En otro post ya comenté que en una situación similar no sé si yo hubiera tenido su valor dado lo fornido que era el agresor. No vi la entrevista pero me la imagino dado el "talante" de los "afamados" periodistas que interrogan al personaje elegido. A esta señora la invitó Telecinco que le pagó 75.000 € (12.500.000 pts) y, cosa rara, fue líder de audiencia para beneficio de Telecinco y de los avezados periodistas que participaron en ese programa. Lo de siempre; cuanto más morbo y "carnaza", más audiencia. Y mientras tanto, los niños "latch key kid" ven cómo se desarrolla un debate nocturno que se va repitiendo, a trozos, por las tardes durante días posteriores. Los interesados pueden ver los modales de una "periodista con clase" (P.R.) que interviene en la tertulia. Se le preguntó a PR qué cobraba por el programa pero se salió por la tangente. En otras ocasiones pontifica en los periódicos.

"Latch key kid" es una expresión acuñada hace dos décadas en EEUU. Son los "niños de la llave en el cuello o niños con la llave de casa". Tras la escuela llegan solos a su domicilio y con la llave que llevan colgada al cuello pueden abrir la puerta y entrar. "Cuidan" de la TV, la videoconsola o cualquier otra cosa hasta que sus padres regresan del trabajo. Están solos y, lógicamente, ven programas como éste o sus retazos. En España, esta situación está aumentando exponencialmente, lo que afecta también a los resultados académicos de los críos: son peores.

Así aprenden cómo se hace un buen diálogo, constructivo y sosegado.

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