jueves, 31 de mayo de 2007

Hoy es el día sin humo

Soy un ex fumador y comprendo a los fumadores. Me costó una burrada dejarlo y eso que fumaba unos 15 cigarrillos diarios. Lo dejé hace muchos años gracias a una apuesta que hice con otro médico amigo mío, que consistió en dejar de fumar a partir de un 1 de septiembre; el que fallara y volviera a hacerlo tenía que pagar una cena al otro "sin límites". Es decir, el ganador podía escoger el restaurante, pedir cualquier plato y vino de la carta sin miramientos. Durante días estuvimos cacheándonos, vigilándonos y oliéndonos el aliento para ver si "el contrario" hacía trampas. Yo resistí pero él, pasados unos meses, "me fue infiel". De modo que le tocó a él invitarme a cenar. Aunque pude haberlo llevado a un restaurante *** Michelín y haber pedido una botellita de vino de 600-800 €, no quise abusar; así que fuimos a uno más sencillito.

Estoy contento. Han pasado muchos años y no he recaído. Si yo fuera una persona tranquila me encantaría fumarme un buen puro con una copa de coñac después de una buena cena y rodeado de amigos. Pero no tengo esa cualidad.

En las adicciones a las drogas hay varias fases de consumo: experimentación (lo pruebo), ocasional (me divierte), circunstancial (vuelvo a probar), habitual (lo hago a menudo), adictivo (no sé parar). Para dejarlas hay que seguir el sentido inverso.: Periodo de precontemplación (la persona no ve o no quiere ver ningún problema en su conducta "de algo hay que morir", contemplación (empieza a pensar en un cambio "tendría que dejar de fumar"), determinación (decide intentar el cambio , se ve con más ánimos "en septiembre dejo de fumar", cambio (pone en práctica la decisión tomada), mantenimiento (lo más difícil con continuas tentaciones de abandonar), recaída (fracaso) o éxito (escaso esfuerzo para mantenerse)

Muchos papás fumadores me dicen ingenuamente en la consulta: "yo no fumo en casa, salgo a la terraza o al balcón". No saben, "pobres adictos", que el humo impregna cualquier tejido y que al coger al bebé en brazos, éste aspira toda la carbonilla adherida en la ropa de los papás. El bebé pasa a convertirse de esta forma en un fumador pasivo. ¿Qué tiene de malo el tabaco? Pues que contiene nada más y nada menos que 4.000 sustancias, 50 de ellas carcinógenas y otras 6 que causan anomalías durante el embarazo (bajo peso al nacer). Los niños fumadores pasivos tienen más otitis, bronquitis, neumonías, ataques de asma, riesgo de muerte súbita e incluso afectar al aprendizaje y comportamiento.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi mujer y yo somos superadictos al tabaco. Hemos intentado dejarlo muchas veces, sobre todo desd que tenemos anuestra pequeña (ahora ya tiene tres años). Somos de esos que como dice usted fumamos en la terraza o asomados a
por la ventana, pendientes de que no entre mucho el humo a la casa. ¿Y qué podemos hacer? Montaremos una "cabina de desinfección total" en la entrada del piso o algo así, porque.... no conseguimos dejar de fumar...

Anónimo dijo...

Enhorabuena por tu blog!!!!!!!

Tu hijo superadicto al tabaco.