A los pediatras no nos llega gran parte de la información que reciben los padres de las casas comerciales dedicadas a la puericultura y educación. Es un fenómeno habitual, curioso y un contrasentido. Muchas veces los papás me piden orientación sobre muchos artilugios de puericultura. La variedad es inmensa y los fabricantes también. Los anuncios aparecen sólo en las revistas de divulgación para padres, mamás y papás.
Yo intento estar actualizado de las novedades que aparecen en el mercado español y foráneo pero el día sólo tiene 24 horas. Ayer, sin ir más lejos, una brillante paciente mía que ya tiene 20 tacos me hizo una entrevista como un trabajo de periodismo, medios audiovisuales y publicidad de la facultad en que estudia. Tenía que entrevistar a un “personaje conocido”; yo le dije que necesitaba ir a Marbella o a la puerta de un estudio de TV a ver si cazaba un "figura" de la prensa rosa. Pero no, se empeñó en hacérmela a mí. Una de las preguntas era: ¿cuántas horas trabajas al día?, reflexioné un poco y me quedé asombrado de lo que hago. Salgo a las 7 de la mañana, después de escribir en este blog, y no vuelvo hasta las 22:30 o 23 horas. Sin parar salvo unos 15 minutos para comer.
Yo no estoy tan convencido de que estos métodos “estimulen mucho al niño”; no saldrán superdotados como alguien pudiera creer por el llamativo título. En cambio, sí favorecen la agrupación de la familia, fomentan el vínculo y las buenas relaciones entre los papás y sus hijos.
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