El organismo de las personas y los animales tiene un sistema regulador para mantener el peso llamado “adipostato”; es el encargado de mantener a la persona en un determinado peso.
Un ser humano consume, entre los 20 y los 60 años, alrededor de 20 toneladas de comida y mantiene su peso. ¿Cómo lo logra? Produciendo una maravilla de equilibrio que generalmente es perfecto...igualando lo que come con lo que gasta, a través del trabajo metabólico y el ejercicio.
Cada organismo tiene su peso “marcado” en el dichoso “adipostato” interno. En la mayoría de las personas su adipostato funciona bien, pero en algunas se altera, funciona incorrectamente y se desajusta.
Si funciona bien en una persona que adelgaza, el adipostato registra el cambio y durante un tiempo insiste en enviar señales con el objeto de recuperar el peso perdido. Por ejemplo, una persona que no tiene tendencia a engordar puede pesar a los 70 años aproximadamente lo mismo que pesaba a los 20, quizás con una variación de unos 4 ó 5 kilos, a pesar de haber comido, en ese lapso, alrededor de cinco toneladas de comida cada 10 años... El cuerpo mantuvo el peso en determinada cantidad de kilos. Es decir, conserva el 25% de grasa corporal que tiene habitualmente la mujer, o el 18 a 20% aproximadamente de grasa que puede tener un hombre.
¿Qué sucede entonces con las personas que no tienen tendencia a engordar? Sin darse cuenta pueden comer, por ejemplo, desde el jueves hasta el domingo sin cuidarse y después el lunes y martes come menos por una orden del adipostato: “¡Come menos!”. El cuerpo responde solito a esta orden.
En estos días de fiestas navideñas hemos comido sin parar. El adipostato ha recibido la señal de que “nos estamos pasando” y avisa que hay que parar de incorporar energía ¿Qué”ordena”?
- baja el apetito
- muévete más y aumenta el nivel de actividad
Y los que tenemos barriga cervecera o estamos pasados “de vueltas” ¿qué ocurre? En los obesos por alguna razón, que se desconoce todavía, el adipostato funciona “renqueante” o falla y envía una señal errónea a la persona que le sobra peso :
- hay que ahorrar energía, o
- no hay que quemar tanto, o
- hay que moverse un poco menos
A partir de ahí se desarrolla la obesidad. Existe un mandato “divino”- biológico: "serás un obeso de ... (tantos) kilos". Contra este mandato está la decisión, que puede neutralizarlo y vencerlo si se mantiene de forma sostenida con la ayuda necesaria. Este gran esfuerzo para contrarrestar su mandato biológico, que es engordar, lamentablemente, es una lucha para toda la vida. Por eso las dietas para adelgazar fallan y la gente se gasta montones de dinero pero sin poder "regular su adipostato".
No sé como anda el mío. Por eso yo me amargo. En vez de decir que estoy en el peso “ideal” suelo decir que “estoy en el peso cómodo”.