
En los niños ocurre lo mismo. Cuando no sabemos reconocerles sus esfuerzos no solo se sienten decepcionados, sino que, con frecuencia, dudan de si hemos valorado positivamente un comportamiento adecuado. Perdemos, frecuentemente la oportunidad "de pillarle" portándose bien y reforzar una manera de comportarse adecuada que, a su vez, aumenta su autoestima. Si dejamos pasar esos momentos el niño no llega as aber lo que se espera de él.
Se sabe con seguridad lo importante que es el contacto táctil entre dos personas (y no me refiero al sexo) pero en los niños tiene especial relevancia el "contacto físico verbal o no verbal, repetido, breve y frecuente". Es uno de los refuerzos positivos más potentes y "económicos" que se les puede ofrecer multitud de veces al día -de una forma sileente- cuando el niño tiene una conducta correcta o neutra. Por ejemplo, breves caricias como las que se hacen a un perro; mesarle el pelo o darle golpecitos en la espalda cuando está pintando o jugando solo y tranquilo (conducta positiva o neutra). A lo largo del día, el niño tiene infinidad de "momentos buenos" que merecen esa caricia breve y repetida. Al emplear el contacto físico para comunicarse con su él, éste se siente importante, satisfecho y querido.
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