Ayer por la tarde tuvieron la amabilidad de invitarme al programa radiofónico "El secret" dirigido por la popular periodista y presentadora Sílvia Cóppulo. El tema iba del llanto en el bebé a raíz de un artículo que ha levantado gran revuelo y que ya comenté hace poco aparecido en Current Biology sobre el hecho que el llanto del recién nacido tiene una melodía dependiendo del idioma que hablan sus padres pudiéndose distinguir un alemán de un francés. Alrededor de la mesa estaban la presentadora y su ayudante y guionista Nuria Coll Gelabert -linda y simpatiquísima joven- y con conexiones con una profesora lingüista Sra. Vidal, una guardería y llamadas telefónicas directas.
Veinticuatro horas antes la guionista me había enviado una noticia urgente aparecida el del Daily Mirror en la que dos españoles, Pedro Barrera y Lluis Meca, han desarrollado un gadget para poner en iPhone denominado "El traductor de llantos" que identifica el estado emocional del bebé en hambre, fatiga, enfado, estrés o aburrimiento dado que estos "cinco llantos son universales en todos los bebés" en unos 10 segundos.
Esta nota me llamó la atención porque hace unos años conocí a Pedro Monagas inventor del aparato Why Cry comercializado desde hace tiempo y se vende en muchos comercios; sus prestaciones eran las mismas que "el traductor". En el momento que comentaba la similitud de ambos artilugios llamó a la emisora para aclarar que la aplicación de iPhone era copia de lo que había hecho él porque habían sido colaboradores suyos y ha dado a entender que estaban en litigio. Solamente faltaba que hubieran llamado los otros y se hubiera armado un rifirrafe por las ondas de mucho cuidado. Al final la cosa acabó bien.
Yo sólo pude decir las cuatro cosas que me importaban y la más destacada era aclarar que la palabra "cólico" del recién nacido para referirse al llanto desesperado debería borrarse de nuestro lenguaje. El bebé no tiene cólicos de dolor sino períodos de llanto sin que tenga nada que ver con los famosos "gases".
Yo sólo pude decir las cuatro cosas que me importaban y la más destacada era aclarar que la palabra "cólico" del recién nacido para referirse al llanto desesperado debería borrarse de nuestro lenguaje. El bebé no tiene cólicos de dolor sino períodos de llanto sin que tenga nada que ver con los famosos "gases".
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