¡Jolín, doctor! Ahora sí que nos lía. Lleva meses diciendo que no demos antibióticos a los niños y ahora nos viene con esas. Ojo, simbiótico no es lo mismo que "sin antibiótico". Voy a aclarar de forma sencilla, si puedo, este galimatías.
Recientemente, una serie de alimentos conocidos como alimentos funcionales están en el candelero. Primero fueron los probióticos, después los prebióticos y ahora los simbióticos. ¿Qué significan estos términos?
- En términos muy generales, los probióticos son un conjunto de bacterias intestinales que contribuyen a una buena salud. Otras bacterias son, por el contrario, patógenas y cuando proliferan en exceso, son causa de enfermedades. Se cree que el consumo sostenido de alimentos ricos en bacterias probióticas, como las bacterias lácticas, presentes en las leches fermentadas, yogures, etc., contribuyen a incrementar la flora microbiana beneficiosa y, por ello, estos alimentos se denominan probióticos.
- Se han descubierto azúcares complejos que son capaces de aumentar la cantidad de bacterias probióticas de efectos saludables. Por ello, se denominan azúcares prebióticos, ejemplos de los cuales son los fructooligosacáridos -los más comunes a día de hoy- y los galactooligosacáridos. ¡Tela!, ¿a que no sabían estos nombrecitos?... Estos azúcares complejos no se digieren en el estómago y pasan inalterados al intestino, en donde sirven de alimento a las bacterias probióticas que los degradan y se nutren de ellos. El resultado es un incremento en la flora probiótica. Oséase, el aumento de "bichitos prebióticos" parece bueno para nuestro cuerpo. Nuestros antepasados ya sabían intuitivamente que eso era bueno. Mi abuela, Lady Aurora Florensa, cada día se tomaba un vaso de leche con ajo. Y eso, ¿qué tiene que ver? Uno de estos azúcares es la inulina, presente en la achicoria, los ajos y las cebollas, que se considera muy adecuada para los diabéticos, amén de otras propiedades muy positivas como son las de favorecer la absorción de calcio y de disminuir el colesterol en sangre.
- Los simbióticos son la consecuencia lógica de asociar probióticos (bacterias) y prebióticos (azúcares complejos) en los alimentos. Por ello, se les llaman alimentos simbióticos. Estas mejoras son complementos que no sustituyen a los alimentos convencionales sino que ayudan a corregir desequilibrios, ofrecer productos bajos en calorías y grasas y ofrecer productos saludables y de buen sabor.
¿Les he aclarado algo? Estamos empezando con lo que podría ser una nueva etapa en la dietética pero todavía falta mucho camino por andar. Quizás dentro de unos años vayamos a un bar y pidamos: "¡Una tapa de simbióticos!"
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