Llega el verano. Y los papás que no tienen un sitio fijo donde suelen pasar sus vacaciones habitualmente, tienen que decidir cuál va a ser su destino de viaje. Algunos -pocos- no se atreven a "veranear" en un lugar "desconocido" por temor a que al niño pueda ocurrirle alguna desgracia. Se sienten seguros en su entorno habitual y por eso deciden no desplazarse.
¿Qué les pasa a estos padres? Sin duda, es más que probable que hayan vivido un accidente o una situación grave en la que se ha visto involucrado el niño, provocando en los padres la sensación de que su hijo iba a morir. A partir de ese momento y aunque el niño se haya recuperado por completo, los padres "activan" un mecanismo sobreprotector, porque creen que su hijo tiene mayor riesgo de enfermedad o de muerte. Ejemplo de ello son las convulsiones febriles: Este tipo de convulsiones es del todo inocua, pero el hecho de ver a un niño pequeño por primera vez inconsciente, blanco, con el cuerpo temblando, la mirada perdida... es más que angustiante. Las personas que tienen delante a un crío en este estado lamentable pueden reaccionar así: o bien quedarse paralizadas como consecuencia del miedo; o bien intentar hacer maniobras de reanimación, o bien salir corriendo con el niño en brazos. No pueden evitar que se apodere de ellos el siguiente pensamiento terrible: "se me está muriendo". Otro ejemplo puede ser un niño con un soplo cardiaco al que se le prohiben hacer actividades deportivas por si "le pasa algo".
Los padres inseguros se hacen sobreprotectores y permisivos, y acaban preocupándose excesivamente por la salud del niño. Acuden con frecuencia a la consulta del pediatra o a los servios de urgencia ya que, por desconocimiento o excesiva ansiedad, perciben como más graves los síntomas que sólo son el reflejo de una enfermedad común. A esta actitud peculiar se la denomina Síndrome del Niño Vulnerable y no beneficia en nada al pobre niño que además de crecer más mimado y de creer que no disfruta de la misma salud que sus compañeros, se hace cada vez más hipocondriaco.
Los padres inseguros se hacen sobreprotectores y permisivos, y acaban preocupándose excesivamente por la salud del niño. Acuden con frecuencia a la consulta del pediatra o a los servios de urgencia ya que, por desconocimiento o excesiva ansiedad, perciben como más graves los síntomas que sólo son el reflejo de una enfermedad común. A esta actitud peculiar se la denomina Síndrome del Niño Vulnerable y no beneficia en nada al pobre niño que además de crecer más mimado y de creer que no disfruta de la misma salud que sus compañeros, se hace cada vez más hipocondriaco.
En mi consulta hablo abiertamente de este asunto. Incluso si noto que los padres, a pesar de mis consejos, siguen manifestando esta ansiedad les recomiendo con mucha sensibilidad ayuda psicológica.
3 comentarios:
Tengo dudas sobre la conveniencia de llevar a mi hija a la guardería o no. Me gustaría saber cuál es su opinión al respecto, mi hija está sana aunque es muy pequeñita (de hecho, es paciente suya) y ya nació a término pero pesando 2450 grs.
Un saludo y gracias!
Aurora Torrents
Hola, Aurora: Las guarderías se hicieron porque los padres trabajan. El niño está mejor en casa si el cuidador es competente. Si no hay más remedio la lleva....Yo creo que sólo es necesario llevarla si no hay más remedio por el trabajo o porque tenga un carácter difícil- les va bien a ambos estar separados
Muchas gracias, su blog es mi página de inicio de Internet y me parece interesantísimo!
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