
En esas épocas era frecuente amenazar al niño: "si no comes, el médico te pinchará", con lo cual conseguían que el médico pasara a convertirse en un mal bicho y enemigo. De manera que acudir al médico era como ir a ver al hombre del saco.
Los tiempos han cambiado. Aunque los papás sufren horriblemente, cuando "el niño no me come", ahora ya no se les amenaza con aquellas torturas de antaño. Sin embargo, aún quedan abueletes rezagados que inculcan a los nietos esa costumbre terrorífica: "si no comes te tendrán que pinchar". Es difícil cambiar la mentalidad de las personas que pasaron por una guerra y sufrieron toda clase de penurias. Por desgracia, el paso del tiempo es inexorable; los que pinchaban van pasando a mejor vida, y los acribillados ya estamos en la época de la vida que me gusta denominar como "la adolescencia de la madurez".
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