sábado, 5 de enero de 2013

El sueño de los niños y adolescentes; no cambiamos los hábitos

Durante el sueño se reponen energías, se genera gran cantidad de hormonas indispensables para el organismo y se revitalizan los procesos relacionados con inteligencia y memoria, de manera que quitarle horas puede afectar a cualquiera, sobre todo a un niño.

¿Sabe usted por qué los bebés duermen más que los adultos? Porque durante el sueño se logra la maduración de su sistema nervioso. Los ciclos de sueño de los recién nacidos son impredecibles, aunque de acuerdo a pediatras y neurólogos deben dormir en promedio 14 horas y media al día, hasta cumplir un año de edad. Después de su primer cumpleaños un niño dormirá —en promedio— 11 horas en la noche y entre 1 y 2 horas después de la comida; hacia los dos años el sueño nocturno será igual y la siesta durará una hora y media, aproximadamente, mientras que al llegar al tercer año dormirá por la noche sus 11 horas y descansará a lo largo del día una hora. 

Pero, ¿qué sucede cuando el chico inicia la etapa escolar? Los hábitos cambiarán drásticamente y con ello las horas de sueño. Actualmente,  los horarios escolares se ajustan a las necesidades de los padres, es decir, los niños se levantan más temprano para que sus papás tengan tiempo de dejarlos en la escuela de camino a su trabajo. Inclusive, muchos pequeños (menores de 3 años) entran en las guarderías a las siete de la mañana, lo que implica levantarlos a las 6:30 o antes, de manera que eso causa estragos en sus ciclos de vigilia y sueño. Mary Carskadon, una de las mayores expertas de sueño infantil del mundo, tiene una frase muy divertida: “los escolares están en el colegio por la mañana, mientras sus cerebros siguen descansando en la almohada de sus casas por falta de horas de sueño” y, por ese motivo, los chicos cansados tienen bajas calificaciones, no rinden en los deportes y tienen más problemas emocionales.

Solicito que LOS TELEDIARIOS, PROGRAMAS INFORMATIVOS E INFANTILES SE AVANCEN 2 HORAS.

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