miércoles, 19 de diciembre de 2012

Educar en el Asombro, un punto de vista interesante

Catherine L’Ecuyer es canadiense y madre de cuatro hijos. Tiene un curruculum variado y en el 2010, impulsa el proyecto Apego-Asombro, nominado por los Premios Proteus de Ética como Proyecto Educativo del año 2010. Tiene un blog en el que publica ideas relacionadas con el asombro. Como resultado ha escrito el libro Educar en el Asombro. El título me ha sorprendido ya que asombro puede equivaler a: pasmo, sorpresa, admiración, maravilla, fascinación, embebecimiento, deslumbramiento, desconcierto, estupefacción, estupor, extrañeza, conmoción, confusión, embarazo, turbación, aturdimiento, embobamiento, entontecimiento, alelamiento, sobrecogimiento, espanto, susto.

El libro se plantea una pregunta nada fácil de resolver en estos tiempos:  ¿Cómo conseguir que un niño, y luego un adolescente, actúe con ilusión, sea capaz de estar quieto observando con calma lo que le rodea, piense antes de actuar y esté motivado para aprender sin miedo al esfuerzo? 

Los niños de los últimos veinte años viven en un entorno cada vez más frenético y exigente, que por un lado ha hecho la tarea de educar más compleja, y por otro, los ha alejado de lo esencial. los padres creen que para su futuro éxito en la vida casi "hay que programarlos" con un sinfín de actividades que, poco a poco, les están apartando del ocio de siempre, del juego libre, de la naturaleza, del silencio, de la belleza. Su vida se convierte en una verdadera carrera para quemar etapas perdiendo su inocencia y su creatividad , muchos de ellos, se están perdiendo lo mejor de la vida: descubrir el mundo.

Sir Ken Robinson cree que las escuelas matan la creatividad. Y un reciente artículo del economista Xavier Sala i Martin comenta: "Por eso la educación premiaba la disciplina y la memorización y castigaba la creatividad y la originalidad. La curiosidad que tienen todos los niños al nacer desaparecía a medida que crecían: los chavales que entraban en el parvulario preguntando “¿y por qué?”, salían de la universidad como autómatas: preparados para formar parte de la gran fábrica occidental… pero casi sin capacidad de preguntar, criticar, imaginar o crear."  Sin embargo, todo ello contrasta con el sistema educativo de Corea del Sur, sus estudiantes son los que han logrado el primer puesto en la clasificación PISA , aunque también tiene su lado oscuro y duro.