De una forma muy simple. Ningún niño debe tener televisión ni ordenador en su cuarto. Pero esto que parece sencillo en la actualidad será imposible cuando el joven disponga de un teléfono inteligente con acceso a todo tipo de conexiones: redes sociales, películas, programas de TV. No tengo la solución a esa nueva situación aunque sin duda deberán surgir limitadores de conexiones; una de ellos será dárselo a sus padres cuando su comportamiento no sea adecuado.
No se debería entregar un aparato electrónico a un joven sin un contrato “firmado” previo a su uso en el que se delimitarán exactamente cuándo lo puede emplear, cuándo estará restringido o cuándo será retirado para evitar conflictos posteriores. De la misma forma las “autoridades” y los responsables de la programación de las TV son negligentes. ¿Porqué los telediarios son a las 15 h y a las 21h, por ejemplo o hay fútbol a las 22h?. ¿Porqué comer a las 15 horas no es raro y cenar a las 22 tampoco?
Todo el mundo es libre de hacer lo que quiera mientras no moleste a los demás pero la salud pública es muy importante. Los lugares de encuentro de los jóvenes los “findes” empiezan “a poblarse” a partir de la 1-2 de la madrugada y los conciertos juveniles terminan a esas horas o más tarde. No es fácil ser padre en ese “entorno hostil”.
No deben asustar las llamadas incorrectamente “nuevas tecnologías”. Estamos en el momento de una explosión, que parece inacabable, de novedades igual que ocurrió en la revolución industrial. El paso del tiempo obligará a ordenar este caos o se irá ordenando espontáneamente.
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