Generalmente tenemos bastantes confusiones con estos términos. Además se ha querido llegar tan lejos en la protección del menor, que defiendo a capa y espada, que hasta en el Parlamento se aprobó la eliminación de dos artículos del Código Civil que conceden a padres y tutores la potestad de "corregir razonable y moderadamente" a los niños, eliminando así cualquier cobertura legal al denominado cachete. Ahora, según la norma, los progenitores deberán reprender, pero siempre "con respeto a la integridad física y psicológica" del menor.
Esta medida no tiene en cuenta que un cachete, para que sea importante, va en función de muchos factores: lugar en que se da, intencionalidad, magnitud de la fuerza del impacto, de su dirección, de la forma y fortaleza de la persona que lo recibe y del que lo da. Evidentemente los padres tienen, durante unos cuanto años, una fuerza física superior a la de sus hijos pero con el tiempo eso cambia. Un cachete muy blando y excepcional puede ser un aviso que sirva para salvar la vida del niño al tener un recuerdo imborrable (evitar meter los dedos en un enchufe). No se asusten mañana hablaré de porqué los niños pegan a los padres. Supongo que comprenderán que no estoy hablando de un guantazo como el de Glenn Ford a Rita Hayworth -¡qué guapa era!- en Gilda ni lo que está haciendo la mamá de la foto.
Con la medida parlamentaria más de un niño espabilado y con ganas de "castigar" a sus padres porque no se doblegan a sus peticiones ha comentado en el colegio "mis padres me pegan" - no siendo verdad; a partir de ahí ya empieza un lío judicial.
Hoy quería hablar de una mamá, Abene, vasca por los cuatro costados, que tiene una empresa de incentivación para grupos de personas o instituciones. Se la tengo que presentar al gerente de mi hospital. Generalmente, cuando nos llama el "jefe" es para una reprimenda y en escasas ocasiones para felicitarnos. Incentivar es estimular con algún tipo de gratificación para que se desee o haga una cosa. El privilegio es la ventaja, gracia o prerrogativa especial de que goza una persona aunque la RAE da definiciones mucho más complicadas. Castigar es ejecutar un castigo contra quien ha cometido una falta:castigó al niño sin cenar o causar dolor físico o moral a una persona, mortificar: castigar con la indiferencia o corregir duramente, escarmentar mediante una sanción: fue castigado con diez años de cárcel.
La mayoría de la gente confunde castigar con la pérdida de un privilegio. Un ejemplo, el peor privilegio que se puede retirar a un adolescente es su móvil. No es un castigo; puede vivir tranquilamente sin él y no es ningún tipo de maltrato. Y, no olvidemos, que al niño y a los adolescentes se le dan toda clase de privilegios.
Con la medida parlamentaria más de un niño espabilado y con ganas de "castigar" a sus padres porque no se doblegan a sus peticiones ha comentado en el colegio "mis padres me pegan" - no siendo verdad; a partir de ahí ya empieza un lío judicial.
Hoy quería hablar de una mamá, Abene, vasca por los cuatro costados, que tiene una empresa de incentivación para grupos de personas o instituciones. Se la tengo que presentar al gerente de mi hospital. Generalmente, cuando nos llama el "jefe" es para una reprimenda y en escasas ocasiones para felicitarnos. Incentivar es estimular con algún tipo de gratificación para que se desee o haga una cosa. El privilegio es la ventaja, gracia o prerrogativa especial de que goza una persona aunque la RAE da definiciones mucho más complicadas. Castigar es ejecutar un castigo contra quien ha cometido una falta:castigó al niño sin cenar o causar dolor físico o moral a una persona, mortificar: castigar con la indiferencia o corregir duramente, escarmentar mediante una sanción: fue castigado con diez años de cárcel.
La mayoría de la gente confunde castigar con la pérdida de un privilegio. Un ejemplo, el peor privilegio que se puede retirar a un adolescente es su móvil. No es un castigo; puede vivir tranquilamente sin él y no es ningún tipo de maltrato. Y, no olvidemos, que al niño y a los adolescentes se le dan toda clase de privilegios.
1 comentario:
Hola, Doc. Soy muy partidaria del castigo moderado. A mí me castigaban, de jovencita, sin salir o sin poder hablar por teléfono. Nunca fueron castigos crueles, pero sí efectivos. Aconsejo a los padres que cuando quieran corregir a sus hijos les castiguen con algo que les importe a ellos, sobre todo en la infancia, porque después no hay manera.
Y tengo otro comentario, respecto a los perros. Yo tengo una perra, Tinta, que es mi amor. Comprendo perfectmaente a tu mujer. Es tal mi dedicación al bicho que noto que tanto mis hijos como mi marido están celosos de ella. Lord Oaks me ha prohibido hacer la siesta con ella (ella en el suelo), y mis hijos no la sacan a pasear y se quejan de que Tinta vive mejor que ellos (mentira). Pero es que Tinta nunca me lleva la contraria, no me contesta, no me pide salir de noche ni me pide dinero. Me adora hsta unos límites extraordinarios. Total, a cambio de un plato de comida cada día y, eso sí, muchos mimos.
Publicar un comentario