En la sala de espera del pediatra siempre hay un bullicio de fondo al que nos hemos ido acostumbrando: timbres de móviles, golpes con juguetes, niños que lloran por las vacuna o por no dejarse pesar. Eso es normal hasta cierto punto. Pero cada vez más hay un ruido ensordecedor y, al acercarme y oír tras la puerta de la sala el griterío es espectacular: "¡Deja eso!", ¡No hagas eso!",¡Fuera de aquí!" seguido de gemidos, llantos o algún coscorrón.
Al entrar en mi despacho veo a una criatura tocando mis aparatos, dando volteretas o peleándose con un hermano mientras loa padres permanecen sentados a unos metros leyendo una revista, hablando por un móvil sin hablar con el niño o sin tener ninguna interacción con él. Esta actitud da una idea del interés de los padres por sus hijos. Podría preguntarles: "¿el niño siempre se comporta así? o al revés, "¿ustedes siempre se comportan así?".
Si nos damos cuenta del grado de desorden y falta de autoridad/respeto en las escuelas, en las comunidades, en las relaciones entre compañeros y entre padres e hijos, mucha gente se queja de que los niños son incontrolables -en esencia "manejan" a sus mayores- no nos podemos extrañar de que la vida familiar no se desenvuelva armoniosamente.
Este escrito es un "refrito" de James W. Sayre, pediatra de Rochester, NY, publicado en Pediatrics in Review en 1994.
Al entrar en mi despacho veo a una criatura tocando mis aparatos, dando volteretas o peleándose con un hermano mientras loa padres permanecen sentados a unos metros leyendo una revista, hablando por un móvil sin hablar con el niño o sin tener ninguna interacción con él. Esta actitud da una idea del interés de los padres por sus hijos. Podría preguntarles: "¿el niño siempre se comporta así? o al revés, "¿ustedes siempre se comportan así?".
Si nos damos cuenta del grado de desorden y falta de autoridad/respeto en las escuelas, en las comunidades, en las relaciones entre compañeros y entre padres e hijos, mucha gente se queja de que los niños son incontrolables -en esencia "manejan" a sus mayores- no nos podemos extrañar de que la vida familiar no se desenvuelva armoniosamente.
Este escrito es un "refrito" de James W. Sayre, pediatra de Rochester, NY, publicado en Pediatrics in Review en 1994.
9 comentarios:
Que gran razón tienes Santi. Y si eres de los padres que estás encima de los niños, encima algunos te dicen que tienes suerte en como se portan....
Un abrazo!
Paco
Santiago, no sabes la razón que tienes.
Ahí hay que añadir los niños que, ya dentro de la consulta, insultan a sus padres (doy fe) y/o insultan al pediatra (también doy fe). O que pegan a sus padres (lo he visto) o intentan sacudirte a ti (he esquivado alguna castaña).
Un abrazo de un pediatra de atención primaria.
Cristóbal
Pues yo vivo en Finlandia en gran parte porque tengo la suerte de poder evitar que mis hijos tengan que crecer en una socidad donde los padres no saben que hacer con ellos. Por favor, dejad de tener hijos si no os vais a preocupar de ellos!
Afortunadamente conozco pocas madres que dejen hacer a sus hijos todo lo que les plazca...aunque haberlas haylas!
Para el compatriota finés, mucho tienen que cambiar la política y la práctica empresarial en este país, ya que pedirse jornada reducida para cuidado de hijos es sinínimo de muerte laboral.
Saludos!
Camino
No sé qué decir, porque me cuesta juzgar a los demás padres. Cuando mis hijos eran pequeños, era bastante estricta con ellos, y además soy muy impulsiva, o sea que cuando veo algo que no me gusta, suelo reprender en voz alta (y me han mandado a la m...en más de una ocasión). Pero no me puedo poner de modelo de nada. Sé de muchos padres modelo con hijos desastrosos, y padres horribles cuyos hijos son un encanto. Lo único que creo es que hay ciertas normas que siempre, siempre deben cumplirse. Por ejemplo, no faltar nunca al respeto a nadie.
"La juventud de hoy ama el lujo. Es mal educada, desprecia la autoridad, no respeta a sus mayores, y chismea mientras debería trabajar. Los jóvenes ya no se ponen de pie cuando los mayores entran al cuarto. Contradicen a sus padres, fanfarronean en la sociedad, devoran en la mesa los postres, cruzan las piernas y tiranizan a sus maestros".
SOCRATES, aprox. 400 a.c.
No ha cambiado mucho la cosa, no...
Somos unos llorones.
Saludos.
Totalmente de acuerdo con el escrito, y pienso que hay que educar a los ninyos con el ejemplo y con perseverancia y eso implica mucha dedicacion, pero en el caso que nos ocupa a veces tambien hay atenuantes y yo voy a explicar mi visita al pediatra del viernes pasado... Tengo hora a las 4, llego a las 4 menos 5, en la sala de espera ningun juguete de los que solia haber, los han quitado todos por evitar infecciones. Tambien han desaparecido los libros y revistas. Saco todo lo que yo llevo en el bolso que pueda entretener a las ninyas (2, ademas) asi se distraen los primeros 10 minutos, y los primeros 20, cuando llevamos media hora esperando se empiezan a portar mal, ponen los pies encima del asiento, chillan, corren por la sala de espera, quieren subir las escaleras. Noto que hay una o dos personas que me empiezan a mirar mal. Entramos a consulta despues de esperar 40 minutos en una sala vacia donde se supone que han de estar sentadas, sin hacer ruido y sin moverse demasiado... tienen 2 y 3 anyos, a veces no es posible.
Tiene usted razón. Yo soy un pediatra anómalo porque me es imposible seguir las horas que doy. En la sala de espera ya he puesto un letrero en que pido paciencia porque yo me dedico al niño y a su familia y no a la enfermedad. Me explico con un ejemplo reciente y como éste tengo a miles. Viene un hijo con fiebre y la madre me explica que un abuelo muy querido por el niño se ha muerto. El niño se ha quedado muy triste ¿Qué debo hacer? Darle unas palmaditas en la espalda, decirle que no se preocupe que todos hemos de morir y que ya se le pasará o averiguar si está deprimido? Podría darle un antipirético y un antibiótico y decirles adiós, muy buenas.
Tengo muchas vistas como consultor de segunda opinión. Hace una semana a un adolescente que se adelgazaba se le diagnosticó un SIDA ¿Qué impacto tiene la familia?
Si usted va a una reunión con el obispo, deje a los niños en casa, si usted tiene una reunión de trabajo, y el jefe ya los tiene universitarios, deje a los niños en casa,si...; pero si usted lleva a los niños al 'médico de los niños'... por el amor de dios, !son niños!, al que le moleste el ruido que hacen que se vaya a la parroquia. No podemos pedirles que se porten como adultos, y si hay que esperar, pues vayamos preparados, unos lápices y una hoja (una consulta no es una juguetería), un cuento... yo tengo unos jueguitos para ellas en mi movil, que les permite hacer dibujos. El buen doctor tiene razón. Llevamos niños, y eso es distinto siempre. Si nos atendieran rapidito, a la japonesa, como hacen con los grandes, seguro que nos quejamos. Prefiero esperar un poquito. Así aprovecho y juego con mis hijas mientras me escaqueo un ratito del curro... :-)
Publicar un comentario