jueves, 20 de marzo de 2008

Cómo me gustaría morir

No es fácil mantener el ánimo. Hay momentos en que tu entorno se tambalea. Estoy pasando un momento en que en un corto periodo de tiempo amigos y compañeros, como si de una epidemia se tratara, están siendo fulminados por el cáncer: pulmón, colon, riñón, pancreas, etc.

No me da miedo la muerte. Lo he dicho muchas veces. Es la única verdad que sabemos; vamos a morir. Lo que me molesta un poco es no poder escoger cómo hacerlo. Mi padre murió de un infarto. Cuando la muerte es rápida mucha gente se consuela "por lo menos no sufrió", pero los allegados quedan impactados y tienen que pader el estrés subsiguiente que supone arreglar situaciones legales o económicas que pueden llegar a ser demoledoras.

A mí me gustaría morir pudiéndome despedir rodeado de los míos, decirles hasta "luego". Aunque no creo en las religiones, nefastas en muchos sentidos, pienso que hay un Más Allá en el que todos nos volveremos a encontrar. Esta avalancha de amigos con el destino marcado me ha hecho recordar la canción de Mahalia Jackson en la película "Imitación a la vida", melodrama de Douglas Sirk, en la que siempre se me hace un nudo en la garganta cuando la oigo. La protagonista negra, bondadosa y desgraciada, prepara un funeral deslumbrante para despedirse de este mundo y la canción dentro de la iglesia es de una majestuosidad inefable. Si pulsan aquí, la escucharán.

2 comentarios:

Juana dijo...

“Cuando parte un ser querido”
Por Jorge Carvajal Posadas (médico y colombiano)

"Morir. Vivir. La vida está hecha de muerte. En vida esa muerte lenta se compone de desapegos y renuncias. Hasta que uno se desprende del cuerpo para reconocer que el cuerpo era de uno pero no era uno. Algo leve ha de quedar, muy parecido a la paz. Algo de nosotros queda en los que se quedan. Las sonrisas en todo caso jamás se pierden, ni la mirada amorosa, ni la compañía silenciosa. No se pierde nuestra historia nutriendo el amor de los que continúan de este lado. No se pierde el contacto desde el alma, ni esa comunión profunda, en la que ya no son necesarias las palabras. No se pierde la vida.

¿La han perdido? No, simplemente se ha ido de su cuerpo cansado. No la ven ahora pero sigue viva, en ese estado en que la vida es transparente y el amor puede penetrarlo todo. Se queda lo más leve y poderoso de su presencia en sus vidas, las lecciones aprendidas. Que el dolor humano transmutado en el amor florezca, desde todos, para ella."

Hay muchas maneras de ver la muerte y esta es una de ellas.

Anónimo dijo...

Mi padre murío de cancer. No tego miedo a la muerte pero si al sufrimiento. Si me dan a elegir, preferiria una muerte repentina e indolora. Y si me diesen a alegir, elegiría que la muerte de mi padre hubiese sido tambien asi. Los seres cercanos nos habriamos quedado impactados, pero al menos no habriamos visto su deterioro durante tres meses.

El dia que me dijeron que mi padre se moría fue en el que más sufrí. El dia que se muríó, senti alivio: por fin se había acabado aquel horror para el.

Me costó mas de dos años poder recordar a mi padre tal como era y no en lo que le convirtió la enfermedad. Ahora,cierro los ojos y ya soy capaz de recordarle antes del cancer.