No. No les estoy tomando el pelo. Muchos padres de mi consulta ya lo saben. Este término médico, desconocido por los padres y la gran mayoría de los pediatras, lo acuñó en 1985 un pediatra americano para describir a la mayoría de niños que preocupan a sus padres por tener infecciones repetidas. Días de trabajo perdidos, visitas a urgencias y noches sin dormir son situaciones y frecuentes para los papás. “Siempre está enfermo”, “tiene un catarro mal curado”, “le faltan defensas”, “no para de tener tos y mocos”, “me voy a pedir un abono para su consulta” son la exclamaciones desesperadas durante los primeros años de la vida de su hijo.
¿Por qué ocurre esto?
Muy sencillo, basta saber la evolución normal del niño. Después del nacimiento, durante los primeros 6-12 meses de vida del niño, va perdiendo las defensas protectoras transmitidas por la madre durante el embarazo. A partir de ahí va desarrollando su propias defensas hasta los 4-6 años. Durante este tiempo se pondrá en contacto con más de 200 virus y tendrá un promedio de 6-10 in-fecciones al año –cada 15 días. Entre el nacimiento y los 4 años tendrá unas 100 infecciones especialmente entre los meses de octubre y marzo. Estar en lugares cerrados con otros niños como guarderías y colegios favorecen las in-fecciones.
La mayoría de las infecciones se transmiten por el aire con los estornudos y tos pero la más frecuente es el contacto entre persona-objeto-persona. Todo lo que toca un niño con una infección puede ser un medio de contagio para los siguientes. Juguetes, mesas, sillas, vasos, manos, etc., son pequeños puntos de diseminación de infecciones. Cuando los papás van a la consulta la mayoría de los niños que están en la sala de espera son pequeños con resfriados, otitis y diarreas. Casi todos los niños con infecciones recurrentes están sanos pero “tienen mala suerte”. Si su hijo tiene infecciones frecuentes pero sube bien de peso y el crecimiento es adecuado no ha de preocuparse, “tiene mala suerte”.
¿Podemos hacer algo con un niño “sano con mala suerte”?
- Tener paciencia; a los 4 años desaparece el “maleficio”
- Si tose pero no se despierta ni vomita no dar tratamiento; es un mecanismo de limpieza
- Si tiene fiebre y tiene buen aspecto espere 24-38 horas. La mayoría de las infecciones son víricas y autolimitadas. Si duda vaya al pediatra
- No le dé medicamentos por su cuenta y menos antibióticos. Su pediatra le aconsejará
- Según vaya creciendo enséñele las normas de higiene personal para evitar contagios
3 comentarios:
Me gustaría puntualizar que la madre no solo le pasa defensas a su hijo en el embarazo. También durante el periodo de lactancia materna lo hace a través de su leche.
Y de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Academia Americana de Pediatría (AAP), el Comité de Lactancia de la Asociación Española de Pediatría recomienda la alimentación exclusiva al pecho durante los primeros 6 meses de vida del niño y continuar con el amamantamiento junto con otros alimentos que complementen la alimentación hasta los 2 años o más, mientras madre e hijo lo deseen.
Por tanto, según estas recomendaciones el niño está recibiendo las defensas de su madre como mínimo durante los dos primeros años. Lo cual está lejos de los 6-12 primeros meses indicados en este artículo.
Efectivamente, es así pero a partir de los 6 meses el niño se pone cada vez más en contacto con gérmenes y no digamos si va a una guardería. Recibe una inmunización pasiva - la que le da la madre.
Les pasamos nuestras defensas y la leche materna es lo mejor del mundo, pero... aún así se pueden poner enfermos, lo de las infecciones está a la orden del día. Les protegemos, pero no al cien por cien.
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