“Para leer he nacido” por el Dr. Santi

Para los niños 

Hace más de 400 años vivió un señor que era muy buena persona. Ayudaba a todo el mundo y quería que los más pobres, los que estaban más enfermos o más solos tuvieran a alguien que les pudiera querer y cuidar. Poco a poco otras personas se dieron cuenta de era tan bueno que quisieron ser como él. Cada vez eran más y más los que se unieron a él y también ayudaban a estas personas, pobres, tristes o enfermas. Fijaros, han pasado 400 años y han seguido hasta ahora. Una vez llegaron a Barcelona y construyeron un asilo, una especie de casa muy grande para cuidar a niños pobres y enfermos. Como eran tan trabajadores y buenas personas, con la ayuda de mucha gente, quisieron que los niños estuvieran cada vez mejor y construyeron un edificio más grande todavía que se ve desde muy lejos al entrar en Barcelona. Este enorme edificio está funcionado todo el día, mañana, tarde y noche, todos los días del año, en el que trabajan más de 1200 personas. Continuamente está entrando y saliendo gente todo el día. ¿Fabrican algo en este edificio?. No, no fabrican nada porque es un hospital para niños y jóvenes que se llama igual que aquel señor que vivió hace 400 años: San Juan de Dios. En este edificio nacen niños, se curan sus enfermedades con los tratamientos más modernos, se operan de cosas muy complicadas y difíciles y, casi todos, vuelven a casa felices con su familia. Hace años estar en un hospital podía ser terrible y triste. Muchas cosas que hacían los médicos y las enfermeras dolían bastante, a veces se pasaba miedo y cuando se iban a casa los niños tenían muy mal recuerdo de haber pasado unos días allí. Ahora si vas alguna vez a nuestro hospital las cosas han cambiado tanto que hasta te lo puedes pasar “bomba”. ¿Por qué? Pues porque tenemos nuestros payasos que tienen un nombre muy divertido “Pallapupas”, o magos que van a ver a los niños a las habitaciones y hasta el quirófano antes de una operación, unos juegos llamados “Diver” para entretener a los niños, profesores que dan clase, vienen futbolistas y deportistas amigos de los niños a visitarlos cuando pueden. Una de las cosas mejores que se hacen cada día es el cuento de antes de ir a dormir. ¿Verdad que siempre te ha gustado que te cuenten cuentos?. A todos nos gusta. Y a los papás también les gusta contarlos y, auque a veces están cansados, has de insistirles un poco para que cada noche antes de dormir te cuenten uno.

Para los padres

Hay papás que encuentran raro hablar a un bebé cuando no parece enterarse de nada. Lo que ocurre es que muchos no saben que la comunicación y el lenguaje del bebé empieza desde el nacimiento, incluso antes de nacer aunque no entiendan las palabras. El niño es como una grabadora que está funcionado sin parar. Todo lo que oye se va almacenando en su cerebro y, progresivamente, reconoce las voces de sus padres estableciendo un fuerte vínculo con ellos. Para leerle un cuento se pondrá muy contento si se le coloca junto a los padres como dos personas cuando se quieren. Todos los que trabajamos en este estupendo hospital estamos de acuerdo en recomendar que se lean cuentos a los niños desde muy pequeños. Instituciones tan solventes como la Academia Americana de Pediatría o asociaciones de pediatras españoles apoyan la iniciativa llamada: “Nací para leer” para promocionar a un nuevo lector desde que llega al mundo. Recitar poesías, cantar canciones, o leer cuentos, divierten y entretienen a cualquier niño, fomentan el establecimiento de lazos especiales entre padres-hijo, aumentan la habilidad para escuchar, ayudan a aprender a leer y calman al niño enfermo o inquieto. Dedicarle un rato tranquilo a leerle sin distracciones o regalarle libros ayudará a que se haga su propia biblioteca. 

Para todos. 

En vuestras manos, amigos, tenéis este libro con varios cuentos escritos “por niños mayores”. Ellos también se acuerdan de los que les contaron cuando eran niños y ahora los vuelven a “reescribir”. Es muy divertido leerlos y también es bonito recordar que este libro se ha escrito porque hace 400 años vivió aquel señor que era tan buena persona.

(Borrador de mi prólogo en un libro de cuentos para niños editado por el Hospital)