Sí. El niño pierde la inmunidad pasiva proporcionada por la madre durante el embarazo y la lactancia materna y tiene que madurar la suya propia en los primeros años de la vida. Se estima que un niño sano suele tener al año entre 6-10 infecciones respiratorias, hasta 6 episodios de otitis y 2-3 de gastroenteritis. La frecuencia de infecciones suele ser mayor en los meses invernales, en los niños que están recluidos en sitios cerrados como guarderías o colegios (los juguetes, mesas y otros utensilios actúan como transmisores) y en los bebés que tienen hermanos escolarizados. Las diarreas, en contra de lo que se cree, también son más frecuentes en invierno y sus causas pueden ser múltiples, aunque lo más frecuente es que sea de naturaleza infecciosa generalmente vírica.
Nuestro organismo está preparado para enfrentarse a las infecciones pero no tiene más remedio que crear sus propias defensas a base de ponerse en contacto con microorganismos. Hay más de 200 virus que pueden producir resfriado y hasta que no ha pasado unos 50 no empieza a estar inmunizado. Hacia los 3-6 años se deja de tener infecciones frecuentes. La mayoría de los niños son “sanos pero con mala suerte” término poco conocido pero que refleja la realidad; pasan por un periodo de la vida “frecuentemente enfermos” pero sin consecuencias importantes
1 comentario:
pues querido santiago, leo esta entrada a las 3 de la madrugada en el virus numero 5487 de la temporada escolar de mi hijo de 5 años......pisa el cole y no acabamos la semana un horror.
asi que aqui andaba yo en el borde de la desesperacion con el niño con fiebre, toses, mocos y pitos en el pecho todo ello a partes iguales pensando en mi triste suerte y en la "mala salud" de mi retoño y no sabe usted lo que me ha calmado los nervios su entrada
muy apropiado el termino "niño sano pero con mala suerte"...deseando llegar a los 7 años estoy a ver si la cosa mejora que veo mas a su pediatra que a mi marido
gracias, un saludo
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