domingo, 6 de junio de 2010

Mini-crónica del 59 Congreso: Síndrome de la Moncloa


La Asamblea general se los miembros de la Asociación Española de Pediatría ha sido una de las más tensas que se recuerdan. Yo no pude acudir a una reunión previa en la que se discutía la actuación del anterior presidente el Profesor A.D. Éste inició su andadura como un buen presidente y le dio la vuelta a la sociedad como un calcetín. Cuando el llegó era un reino de taifas y con un toque de buen gestor contribuyó decisivamente a su modernización así como al relanzamiento de la revista Anales Españoles de Pediatría y a mejorar la calidad y nivel científico de los congresos. Pero ocurrió lo que les suele ocurrir a los que asumen un cargo de poder; confunden su persona con el propio cargo creyéndose imprescindibles y manipulando todo a su antojo. Cuando le tocaba el relevo preparó una estrategia para seguir dirigiendo los hilos de la sociedad y, por desgracia para él, su candidatura perdió por tan sólo 44 votos.

Al llegar la nueva junta directiva se encontró en una situación parecida a los casos que como mascletás valencianas de "apropiaciones indebidas y malversación de fondos económicos" van apareciendo por nuestra piel de toro; la economía real de nuestra sociedad médica quedó al descubierto con una serie de irregularidades que se están investigando.

Cuando uno reflexiona llega a dudar: ¿es cierto que todo el mundo tiene un precio? No sólo me refiero al económico aunque es el más frecuente; también hay prebendas de otro tipo. Si es cierto lo ocurrido me quedo atónito de que uno de los catedráticos más cualificados de nuestro país haya llegado a ser "puesto en cuarentena" por sus compañeros. Sin duda ha podido enfermar del Síndrome de la Moncloa (también podría llamarse Síndrome del Pardo) esto es confundir la persona con el cargo, aislarse, no escuchar a los buenos consejeros y elevarse como un helicóptero perdiendo de vista en la realidad. Llegan a autoconvencerse y creer que son insustituibles: "¿qué harían estos sin mí"?

¿Usted cree que todos tenemos un precio?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo creo que estamos en la sociedad del todo vale por mi beneficio y cuando aparece un caso de corrupción siempre se oye el comentario "yo hubiera hecho lo mismo" porque al fin y al cabo el que comete un delito de grandes cantidades económicas siempre sale victorioso: se declara insolvente y se va con los bolsillos llenos. Precio: unos meses de cárcel.¿Y ya está?

Martí Pachamé dijo...

Siento discrepar. Yo no hubiera hecha lo mismo. Estoy un poco harto de que la cultura imperante de este país sea la del "espabilado". La gente se enorgullece de defraudar a hacienda, se deleita contando el engaño y el aplauso del resto. Mientras no seamos capaces de tratar con el desprecio debido a este tipo de personas no avanzaremos. A esta gente se la ha de apartar, menospreciar, señalar con el dedo, han de sufrir pública vergüenza.
No han de tener amigos, no ha de poder salir de casa sin sonrojarse, sin sentirse unos ladrones.
Los primeros que hemos de actuar somos nosotros apartando de nuestra lista de amistades a aquellos que se han aprovechado de un cargo público, de una amistad, de una información. el progreso se realiza mediante esfuerzo y tenacidad, solo la sociedad de los mejores prevalece, el resto es caos.

Papalobo dijo...

Pues yo creo que el precio es inversamente proporcional al tiempo que uno se pase en el poder y al cargo que ocupe.
Aunque me gusta seguir pensando que existen excepciones a esta regla (inocente que es uno).